Los directores de la película, que se verá en los cines italianos a partir del 10 de octubre, distribuida por 01, son realizadores rigurosos que convirtieron a la investigación sobre Sicilia, con su estilo, se entiende, en el centro de su obra.
Elio Germano es Iddu, Matteo Messina Denaro. Toni Servillo es Catello, político y ex alcalde de Castelvetrano, donde nació el mafioso en 1962, un hombre ambiguo, pero dispuesto a todo para recuperar credibilidad, volver al juego, aceptando así trabajar para los servicios secretos, animando una correspondencia con el ahijado Iddu para expulsarlo.
La película está claramente inspirada en los hechos ocurridos, con personajes que son fruto de la fantasía de los autores, porque la realidad es un punto de partida, no un destino.
"Iddu" completa una trilogía después de "Salvo" y "Sicilian Ghost Story" y esta vez su experiencia supuso un nuevo impulso para una película, una coproducción Italia-Francia con Indigo Film con Rai Cinema para Italia y Les Films du Losange para Francia, que, increíblemente, no tenía financiación del ministerio de Cultura ni acceso al dinero público.
"Mi padre - dijo Grassadonia, conmoviendo a los periodistas - era contratista de obras en Palermo en los años 80, le quemaron obras de construcción y mi hermana no salía de casa bajo amenazas. Su denuncia fue recibida por un tal Bruno Contrada, poco después de que una bomba destruyera toda la casa.
A los 19 años, mi amiga de secundaria Giovanna Ida Castelluccio fue asesinada con su esposo Nino Agostino, agente de la comisaría de San Lorenzo, pero que en realidad formaba parte del grupo de Falcone y Borsellino", en referencia a los jueces asesinados, Giovanni Falcone y Paolo Borsellino, iconos de la lucha antimafia.
La historia de Iddu respira de esto, de hechos reales, de connivencias y encubrimientos y es también el dúo entre una extraña pareja Catello-Iddu, Servillo-Germaino para una película que se equilibra con lo grotesco.
"Grotesco, no confundir con farsa - quiso señalar Servillo a ANSA -; lo grotesco es un espesamiento de la realidad, la subraya y la intensifica, no hace de ella una caricatura agradable".
Los dos grandes actores se unieron al proyecto Iddu "porque la pasión de Piazza y Grassadonia tiene el significado de una denuncia a la que no te acostumbras, porque no se aplana con la realidad, sientes el sufrimiento".
Elio Germano trabajó en los documentos procesales, en los "pizzini" (en la jerga mafiosa, pequeñas notas intercambiadas entre los patrones y sus afiliados a través de intermediarios, ndr), "alejándose de cualquier facinación por los personajes y destacando más bien las pequeñas cosas, su extrema mediocridad y la trágica ridiculez que llevan consigo".
"Hay acciones monstruosas y malvadas, pero no son objeto de Iddu, sino que descubrimos, en la relación con el padre mafioso que lo había elegido como heredero desde que era un adolescente, lo que significa la paternidad tóxica y la paternidad rechazada en un entorno con la peor forma posible de patriarcado. Iddu es un narcisista patológico que se aleja constantemente de lo que realmente es", precisó Germano.
Los directores agregaron que Iddu "está en una zona gris, rompe con el estereotipo de la película sobre la mafia al contar un aspecto privado, personal, una manera 'normal' de actuar y por eso el resultado es inquietante, porque incluso se parece a nosotros".
Elio Germano está de acuerdo y se enfurece.
"La mafia está formada por hombres, ciertos mecanismos están dentro de nosotros y hay que entrenarnos para reconocer las cosas, de lo contrario los malos siempre son otros. Hay que tener mucho cuidado con los valores que transmitimos, deben ser los del bien común, de la comunidad más que la defensa de las fronteras, la familia, los privilegios, las ganancias a toda costa. En mi trabajo en esta película existe la opción de interpretar a los villanos como humanos para intentar sacar a relucir las cosas que suceden y que nos transforman en personajes que nunca querríamos ser", explicó.
Toni Servillo, en este reto actoral con Elio Germano (en un año de grandes películas, teatro con Teho Teardo y esperando verlo en "Berlinguer", la película de Andrea Segre), asegura que "Catello es un acróbata asediado por la desesperación".
"El borde de lo grotesco en esta historia tomada de la realidad es la clave para romper con los estereotipos: lo ves y dices '¿será posible?' Y quizás no nos lo preguntemos todos los días cómo ciertos hombres de poder tienen cierto tipo de declaraciones, se presentan de cierta manera, disfrazan las noticias, utilizan los medios de comunicación para engañar", concluyó.
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