Las Fuerzas de Defensa de Israel (FDI) expandían sus operaciones en tierra en Líbano, mientras se registraba, en simultáneo, una lluvia de misiles de parte de Hezbolá, en el marco de una situación de creciente hostilidad, que escala minuto a minuto una situación que escala y ante la cual el presidente estadounidense, Joe Biden, teme una batalla a gran escala.
Hoy, la bandera israelí ondeaba en Maroun el Ras, una aldea en el sur del Líbano donde las milicias de Hezbolá se habían apoderado de una vasta zona, estableciendo un comando central, incluso subterráneo, entre los olivares.
Se trata de la misma zona que la base de las fuerzas de paz de la ONU, en Maroun el Ras, precisamente.
Los éxitos sobre el terreno, que comenzaron en septiembre pasado con la explosión de buscapersonas en los bolsillos de miles de milicianos de Hezbolá, revitalizaron la posición política del premier israelí, Benjamín Netanyahu, quien, hoy por la tarde, se dirigió directamente al pueblo libanés.
"Tienen la oportunidad de salvar el país antes de que caiga en el abismo de una larga guerra que conducirá a la destrucción y al sufrimiento, como se vio en Gaza", dijo.
"Hemos degradado las capacidades de Hezbolá, eliminado miles de terroristas, incluido el propio Hassan Nasrallah, su sustituto y el sustituto de su sustituto", continuó, declarando oficialmente el asesinato de Hashem Safieddine en el ataque al sur de Beirut la semana pasada (pero luego el portavoz de las FDI lo negó).
"Ahora, ustedes, el pueblo libanés, se encuentran en una encrucijada importante. La decisión es suya. Pueden recuperar su país. Cristianos, drusos, musulmanes, sunitas y chiitas, todos ustedes están sufriendo debido a la inútil guerra de Hezbolá contra Israel", completó.
Entretanto, un nuevo incidente político aparecía en el horizonte: "Bibi", como lo llaman al premier israelí, bloqueó la salida prevista hacia Washington por la tarde del ministro de Defensa, Yoav Gallant, invitado por el secretario de Defensa estadounidense, Lloyd Austin.
El primer ministro, informó el Canal 12 de la televisión israelí, dijo que la misión no será aprobada hasta que él mismo hable con el presidente estadounidense, Joe Biden, una llamada telefónica que lleva esperando diez días.
Netanyahu también le dijo a Gallant que no dará luz verde al viaje antes de que el gabinete de seguridad apruebe la respuesta al ataque iraní. Es decir, el mismo plan que el ministro debería haber debatido en Washington.
Todo eso mientras circulaban fotografías de satélite -citadas por Al Jazeera - que muestran una presencia significativa de tropas y vehículos Tsahal cerca de la base de Unifil en el sur del Líbano.
Al respecto, el ministro de Asuntos Exteriores, Antonio Tajani, mantuvo una larga conversación telefónica con su homólogo Israel Katz, a quien le "reiteró la petición italiana de garantizar la máxima protección al contingente de Unifil".
Las garantías israelíes llegaron de inmediato, pero la situación sigue siendo peligrosa y diplomáticamente espinosa.
Los militares -entre los que se encuentran 1.200 italianos en varias bases- activaron todos los dispositivos de protección exigidos por el protocolo, limitando además las operaciones al mínimo.
Tajani expresó su preocupación al afirmar que "claramente el objetivo sigue siendo el de un alto el fuego tanto en el Líbano como en Gaza".
Los soldados de Unifil habían dado la alarma en los últimos días después de que el ejército israelí se desplegara cerca de una posición de misión al sureste de Maroun al-Ras.
Israel advirtió que la zona se ha convertido en una zona de guerra y surgió una polémica, con advertencias mutuas.
Pero, de hecho, la misión permaneció en pie y las FDI siguieron adelante con la operación para erradicar a Hezbolá al sur del río Litani.
Mientras, se ampliaban las maniobras terrestres en el sur del Líbano.
Después de la advertencia del lunes por la tarde a la población libanesa de que evacuara más pueblos y del cierre de varias zonas del norte de Israel convertidas en zonas militares, por la mañana el ejército comenzó a avanzar hacia el oeste del sur del Líbano.
Al mismo tiempo, aviones de combate cargados de misiles continuaron atacando la zona sur de Beirut donde, según información obtenida de la inteligencia judía, Hezbolá trasladó el armamento recibido de Irán.
Por su parte, los milicianos chiíes aliados de Teherán atacaron el norte durante todo el día: se lanzaron 135 cohetes contra la zona de la bahía de Haifa.
Algunas de los artefactos fueron interceptados por los sistemas de defensa, pero otros impactaron directamente en edificios en Kiryat Yam y Kiryat Motzkin. Las incursiones de las FDI también continuaron en Gaza, especialmente después del lanzamiento de varios cohetes desde Khan Younis, en el sur de la Franja, para "celebrar" la masacre del año pasado.
Abu Obeida, portavoz del ala militar de Hamas, dijo que el grupo fundamentalista "tiene la intención de continuar librando una guerra de desgaste contra Israel".
Mientras, Yahya Sinwar, informó el Canal 12, habría pedido seguridad sobre su vida, mientras las negociaciones sobre los rehenes languidecen sin rumbo.
Finalmente, por la tarde una explosión sacudió Damasco.
Los medios estatales sirios informaron de un ataque, atribuido a Israel, a "un edificio residencial".
La ONG Observatorio Sirio de Derechos Humanos precisó que el edificio era "frecuentado por guardias revolucionarios iraníes y miembros del Hezbolá libanés".
El saldo sería de 7 muertos y 11 heridos.
TODOS LOS DERECHOS RESERVADOS © Copyright ANSA