Más de cien horas a 32 metros bajo tierra, tragado por un pozo muy estrecho, en algunos lugares de sólo 20 centímetros de diámetro.
Luchó para mantenerse con vida, pero no lo logró.
La muerte del pequeño Ryan (o Rayan en una reproducción fonética más cercana a su nombre), de 5 años, fue un golpe seco y fatal, luego de cuatro días con Marruecos y el mundo entero en vilo, mientras un mega operativo de rescate intentaba salvarlo.
La noticia rebotó impiadosa y brutal, después de unos diez minutos de aquellas convulsas imágenes, relanzadas por las retransmisiones en directo de las televisoras que siguieron durante días el rescate.
Esas imágenes que decían que el niño había sido recuperado, extraído de ese maldito pozo, habían hecho que la gente respirara aliviada, insinuando. que podría estar a salvo. Pero la nota de la Casa Real de Marruecos despertó a todos hacia una cruda realidad.
El niño "murió a causa de las heridas sufridas en la caída", apuntó el mensaje. Unas palabras que recuerdan las horas dramáticas de junio de 1981 y la tragedia de Alfredino Rampi en Vermicino, Italia.
Y que han desesperado a todos los que durante horas, días y noches, han seguido la labor de los socorristas, enfrascados en una titánica operación de rescate, iniciada el pasado martes cuando el niño, que jugaba en un campo, cayó en ese agujero negro, en ese pozo propiedad de su propia familia.
Una inmensa operación de salvamento, entre las mil dificultades, los contratiempos, los riesgos de derrumbes, las esperanzas pero también las decepciones. Largas jornadas en las que los rescatistas nunca se dieron por vencidos.
Empezando por Ali El Jajaoui, llegado de Erfoud, que ahora se ha convertido en el héroe del desierto: aquel hombre, especialista en pozos de profesión, que al enterarse de la noticia del niño partió inmediatamente al sur del país para llegar al pueblo de Ryan. Y cavó durante horas y horas sin parar, con sus propias manos después de que un trabajo impresionante de 5 excavadoras abrieran un abismo que le permitió llegar a la profundidad donde estaba el niño.
Luego sugirió crear una vía de escape mediante el tendido de tuberías que, colocadas en forma horizontal, han creado ese pasaje que ha de representar la llegada al niño.
Eso, en cambio, lejos de ser el paso de salvación se convirtió en un triste último viaje de Ryan desde su trampa.
El niño había tratado de resistir todos estos días: le habían bajado una tubería al pozo para suministrarle oxígeno, agua y algo de comida. Las cámaras que lo habían alcanzado, enviaron imágenes de él herido en la cabeza mientras se movía y llamaba "mamá".
Todo encendía esperanzas. Como ese último contacto, el sábado por la mañana con su papá. "Hablé con él, sentí que respiraba con dificultad", dijo el hombre que, junto a su esposa, esperó horas, días, y se topó ahora con ese final que nadie quería, una tragedia.
Poco antes de que sacaran a Ryan del pozo, él y su mujer habían sido subidos a la ambulancia -donde también iba una psicóloga- que, a la entrada del túnel, esperaba a que recuperaran al niño. Esta noche le tocó al Rey de Marruecos la triste tarea de enviarles el pésame.
A primera hora de la tarde del sábado, todo estaba listo, o eso parecía, cuando los rescatistas entraron en el túnel. Uno a la vez, arreglando cuerdas y chalecos protectores y hasta una pequeña camilla. La multitud de espectadores oró.
Al grito de "Allah Akbar" (Alá el más grande), los fieles se reunieron alrededor del pozo donde también se encontraban el equipo médico de emergencia, una ambulancia y un anestesista.
Pero luego los tiempos se expandieron, los rescatistas se encontraron frente a otra y otra roca más. Luego las distancias se hicieron más cortas, pero a las 17.30 todavía quedaban 80 centímetros de roca por desmoronar. Casi un trabajo de cincel, a razón de 20 centímetros por hora.
Una operación muy difícil que movilizó fuerzas marroquíes, espeleólogos, voluntarios apoyados por la comunidad local que durante días prepararon comida y ofrecieron refugio.
"Ryan está vivo, lo sacaremos hoy", anunció a última hora de la tarde el director de operaciones de rescate, el ingeniero Mourad Al Jazouli. Pero eso no sucedió, los rescatistas lograron sacar a Ryan del pozo, pero no había nada más que pudiera hacer.
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