"Este sistema misilístico con bloques hipersónicos puede golpear cualquier blanco, desde aquellos aislados hasta un área entera, también altamente prortegidos y con una elevada eficiencia", comentó el general Serguei Karakayev, al reunirse con el jefe del Kremlin junto a los máximos funcionarios de la defensa rusa, dirigentes de empresas del sector de la defensa y desarrolladores de armas.
A más de anunciar el comienzo de la producción en serie del Oreshnik, un misil hipersónico balístico de alcance medio, Putin hizo saber que el mismo continuará siendo testeado "en condiciones combate", esto es bombardeos contra Ucrania, como el que tuvo lugar ayer e impactó una fábrica de componentes misilísticos en Dniéper.
Según los rusos, el vector tiene una velocidad diez veces superior a la del sonido y puede eludir cualquier sistema de defensa aérea.
En Kiev la preocupación es palpable. Hoy el Parlamento anunció una sesión prevista por el temor de nuevas agresiones, según refirieron a la prensa internacional algunos diputados.
El presidente Volodimir Zelensky precisó que el ministerio de Defensa ya consulta con los socios occidentales con el fin de pedir la provisión de "nuevos sistemas de defensa aérea, exactamente el tipo de sistemas que puedan proteger de nuevos riesgos". Y de la nueva amenaza se discutirá el martes próximo en una reunión del Consejo OTAN-Ucrania, a nivel de embajadores, convocada a petición de Kiev.
Emperro, Putin amplió la discusión más allá de Ucrania, para decir que éste y otros misiles de mediano y corto alcance, en los que están trabajando los científicos militares rusos, servirán para mantener un equilibrio estratégico con Estados Unidos que Moscú considera amenazado.
Y sobre todo después de que, en julio pasado, Washington anunciara que desplegará misiles en Alemania a partir de 2026, como primer paso tras la salida de Estados Unidos en 2019 -durante la primera presidencia de (Donald) Trump- del tratado INF que en 1987 había prohibido los euromisiles. Por este motivo, el mandatario ruso subrayó que el Oreshnik es una "garantía de la integridad territorial y la soberanía de Rusia".
Por su parte, China invitó a todas las partes implicadas en el conflicto ucraniano que actúen "con calma y moderación", y añadió que es urgente "trabajar en la reducción de la tensión" y crear "condiciones para que se aplique un alto el fuego lo antes posible". Pero Moscú explica que el lanzamiento del Oreshnik fue una respuesta a la autorización de Washington para que Ucrania utilice misiles de largo alcance para atacar en profundidad el territorio ruso.
En este sentido, el ministro de Asuntos Exteriores, Serguei Lavrov, de visita en Bielorrusia, utilizó un lenguaje colorido para acusar a la administración saliente de Joe Biden de querer "defecar" en la situación en Ucrania para "dejar el legado más negativo posible" al presidente electo Donald Trump.
"Las últimas horas demuestran que la amenaza de un conflicto global es grave y real", señaló el primer ministro polaco, Donald Tusk. Mientras que el canciller alemán, Olaf Scholz, que mantuvo una conversación telefónica con el jefe de Estado ruso el 15 de noviembre, recalcó que el uso del misil balístico por parte de Moscú es "una escalada aterradora, exactamente como cuando Putin contrató a los norcoreanos". De acuerdo con las últimas estimaciones de la inteligencia surcoreana, hay 11.000 soldados que Pyongyang desplegó junto a las tropas de Moscú en la región rusa de Kursk para luchar contra las fuerzas invasoras ucranianas. A cambio, Rusia proporcionaría apoyo económico y misiles antiaéreos a Corea del Norte.
"Fue comprobado que equipamiento y misiles antiaéreos para reforzar el vulnerable sistema de defensa aérea de Pyongyang fueron entregados a Corea del Norte", enfatizó Shin Won-sik, el principal consejero surcoreano para la Seguridad, a la emisora televisiva SBS.
Un análisis de imágenes de satélite realizado por el grupo de investigación británico Open Source Centre y difundido por la BBC igualmente mostró que desde marzo de este año se transfirieron más de un millón de barriles de petróleo desde yacimientos rusos a Corea del Norte.
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