El ciclón Volodimir Zelensky arrasó otra vez la capital de Europa. Primero el Consejo Europeo, donde se reunió con los 27 líderes de la UE, luego el cuartel general de la OTAN, y allí se dirigió a los 32 ministros de Defensa aliados, además del secretario general Mark Rutte, ya su fan.
En el centro del tour figura el plan de la victoria. Los Big del formato Quint -Estados Unidos, Reino Unido, Francia, Alemania e Italia- ya habían recibido avances, pero ahora la misión está completa. "La invitación a ingresar a la OTAN - afirmó Zelensky - nos fortalecería, incluso diplomáticamente, por lo que es el primer punto del plan". Pero se necesitan "urgentemente" armas para repeler a los rusos, incluidos misiles de largo alcance.
Zelensky ahora entiende perfectamente cómo funciona el juego y cada edificio en Bruselas tiene sus propias prioridades. En el Consejo Europeo, el presidente ucraniano destacó la necesidad de cerrar rápidamente la cuestión del préstamo de 50 mil millones de dólares, en alusión al bloqueo de Viktor Orban en la parte que extiende las sanciones a los activos rusos inmovilizados.
"Nos saludamos, eso ya es algo", señaló, confirmando lo tensas que están las relaciones. El magiar, durante la reunión, se confió a X para aclarar su punto de vista: "El plan de Zelensky es más que aterrador".
La otra oveja negra, el eslovaco Robert Fico, manifestó, en cambio, que la entrada de Kiev en la OTAN tendría "un costo".
"Hablé con él, nos dijimos varias cosas... pero creo que es importante mantener las relaciones entre nuestros dos países", reveló más tarde Zelensky. Quien se mostró muy franco en sus declaraciones, como si ahora tuviera muy poco que perder.
Tomemos el capítulo de armas de largo alcance. Las reuniones bilaterales con Biden, Starmer, Macron, Scholz y Meloni (los cuatro primeros se reunirán mañana en Berlín, sin la primera ministra italiana) se organizaron específicamente, porque son los países que tienen las capacidades necesarias. "He recibido señales positivas pero las capitales quieren ponerse de acuerdo antes de dar el visto bueno y, naturalmente, esperamos el papel decisivo de Estados Unidos", confió.
Kiev no espera una respuesta antes de las elecciones estadounidenses, pero sí después.
"La luz verde colectiva se explica por el reparto del riesgo político dentro del Quint; es una estrategia sensata", explica una fuente diplomática aliada. Rutte se peló las manos al golpear el atril con el puño: "Moscú espera que con el tiempo nos cansemos, pero no es así. Estamos unidos para garantizar que Ucrania gane, nuestra seguridad está en juego y se unirá a la OTAN". Zelenski asiente. "A Putin le gusta la guerra, tenemos que terminarlo...
lo siento, quiero decir detenerlo... pero terminarla también está bien", dijo Zelensky, hablando en inglés, aprovechando la ocasión para una broma (lo sabe hacer y bien).
Luego existe otro riesgo: una mayor expansión del conflicto.
Conforme la inteligencia ucraniana, Corea del Norte prepara 10.000 hombres para enviar a la guerra, porque Putin necesita soldados y no quiere movilizar demasiado por razones de consenso. "Está claro -destacó Zelensky- que sería el primer paso hacia un nuevo conflicto mundial". La OTAN no corrobora actualmente la información. Empero, ciertamente admite que el panorama es delicado. "Es poco probable que Putin realmente quiera negociar porque cree que está ganando", dice una alta fuente de inteligencia.
"No tiene fuerzas suficientes para un avance estratégico, pero continúa logrando pequeños avances tácticos". Y eso es suficiente para el Kremlin.
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