Mientras, la sonrisa de la presidenta de la Comisión designada, en los encuentros organizados en la Cámara Europea con los distintos grupos, permanece intacta, mientras su equipo sigue esparciendo tranquilidad.
Pero en los partidos proeuropeos llamados a decidir en el Pleno de Estrasburgo las certezas no son tan sólidas.
"No votarla arrojaría a la Unión Europea a la inestabilidad y sería un regalo para (Viktor) Orban", advirtió el Partido Popular Europeo (PPE).
Sin embargo, entre los propios populares persisten diferencias.
Sobre el papel de los Verdes, por ejemplo, que están presionando para entrar permanentemente en la mayoría, encontrando resistencia del mismo partido que nominó a Von der Leyen. La presidenta del Ejecutivo de la UE dedicó las reuniones del miércoles a los liberales y, de hecho, a los Verdes. Ambos afirmaron que debe excluirse absolutamente una alianza con los conservadores y los reformistas.
Von der Leyen, además, aseveró aseguró a ambos que no habrá "cooperación estructural" con el ECR.
Ésta es la fórmula con la que la Spiztenkandidat (candidata principal) intenta jugar en múltiples mesas: tomar los votos de una parte de los conservadores pero intentar mantener compacta la plataforma pro-UE que incluye a Renovar Europa (Renew) y a los socialistas.
Y, al mismo tiempo, recibir también el sí de los 53 ecologistas elegidos.
La apuesta es difícil y aún afronta una encrucijada: el discurso programático que Von der Leyen deberá pronunciar en Estrasburgo.
No es casualidad que, después de tres horas de reunión, los Verdes hayan subrayado que hay "pasos adelante", pero aún no la conclusión de las tratativas. "Lo decidiremos el jueves", subrayó el copresidente Bas Eickhout.
El orden de las reuniones elegido por Von der Leyen fue significativo. Primero el Partido Popular, luego los socialistas. Sólo la próxima semana (lunes y martes respectivamente) la presidenta designada se verá con The Left y con el Grupo de Conservadores y de Reformistas Europeos (ECR).
El encuentro con la izquierda, al menos oficialmente, no presagia ningún punto de inflexión en el grupo dominado por la Francia Insumisa: la izquierda no votará por Úrsula y propondrá su propio candidato como alternativa a Roberta Metsola al frente de la Cámara Europea.
Sin embargo, los pro-UE no establecieron ningún "cordón sanitario" contra ellos. "El mayor problema es la extrema derecha", explicaron fuentes del Partido Popular. Por lo tanto, el cordón excluirá a los Patriotas por Europa y al nuevo grupo liderado por AfD.
Con los conservadores la situación es diferente. El Partido Popular Europeo (PPE) sigue convencido de que con algunos de ellos -los Hermanos de Italia, los belgas de N-Va, el ODS del Primer Ministro checo Petr Fiala- podemos dialogar sobre diversos temas.
"El ultimátum de Renew sobre ECR es inaceptable", tronó el ex primer ministro esloveno Janez Jansa, jefe de una de las delegaciones -junto con los republicanos- más escépticas sobre el "bis" de Von der Leyen. Sin embargo, los socialistas y liberales insisten en reducir tanto como sea posible el peso -y cualquier compensación- que pueda tener Giorgia Meloni.
Una cierta irritación por la actitud del S&D se está filtrando en el PPE.
"Necesitamos mayor claridad", repiten los dirigentes del grupo en las últimas horas. Con una referencia en particular: el Partido Demócrata de Elly Schlein.
La delegación demócrata, hasta ahora, estuvo entre las más cautelosas en cuanto a su posicionamiento en el Plenario.
Algunos eurodiputados del PD se las arreglarían fácilmente sin un "bis" de Von der Leyen. Un posible abrazo con Meloni lo haría fatalmente indigerible.
La negociación no solo se juega en el enfrentamiento entre la presidenta saliente y los grupos, sino también en lo que se debe decir después. Los Verdes, por ejemplo, hablan de una alianza a cuatro bandas como el único camino hacia una "mayoría estable, pro UE y pro Ucrania", mientras aseguraron tener "garantías" sobre el Pacto Verde.
Esas palabras, seguramente, no le agradecerán al político alemán Manfred Weber. Por lo tanto, el hilo sobre el que corre Úrsula sigue siendo fino. En el PPE aseguran que no existe un "plan B".
Muchos en la Cámara Europea se preguntan si realmente es posible celebrar un Consejo Europeo extraordinario a mediados de verano para tomar medidas en caso de un rechazo rotundo.
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