Enorme expectativa en Francia, y no solo allí. Con los ecos de los últimos enfrentamientos que estallaron antes del silencio electoral. Marine Le Pen, que según las últimas encuestas quedará lejos de la codiciada mayoría absoluta, será, sin embargo, la fuerza líder en el país, seguida por los otros dos bloques, la izquierda y los seguidores del presidente Emmanuel Macron.
De su campo llegan los últimos ecos de la campaña electoral que finalizó ayer, antes del tradicional silencio en vísperas de la votación. Volvió sobre el ataque a Ucrania, recordando que con Jordan Bardella las relaciones con Kiev cambiarán y, en particular, se impedirá a Ucrania utilizar las armas suministradas por Francia para atacar el territorio ruso.
También se produjo un duro intercambio entre la extrema derecha y la mayoría saliente, que acusaron a uno de los periódicos editados por Vincent Bolloré de haber difundido noticias falsas inmediatamente antes del silencio para anular las obvias desmentidas posteriores.
Para salir del impasse que resultará de los resultados de las encuestas y de los tres bloques opuestos, ya se piensa en una coalición amplia, quizás encabezada por una personalidad por encima de la contienda y extendida desde los republicanos hasta los comunistas. Y de un "contra-bloque" con los extremos de Le Pen y Jean-Luc Mélenchon representando a la oposición.
Macron, autor de esta situación sin precedentes en Francia con su decisión de disolver el Parlamento tras la derrota en las elecciones europeas, ya está trabajando. Su plan, cuyo éxito aún está por demostrarse, es transformarse de líder de la mayoría en el equilibrio de poder de una gran coalición de moderados de todas las tendencias que mantendrían un "gobierno de unión nacional".
Después de unos días de matices más o menos evidentes, la posición de Bardella ha vuelto a la de negarse a ejercer el cargo de primer ministro a menos que tenga la mayoría absoluta.
Cuando las encuestas eran más benignas, el candidato a primer ministro de Agrupaciòn Nacional (RN) había corrido el riesgo -con el apoyo de Le Pen- de poder conformarse con 20-30 diputados menos. Habría obtenido votos de exponentes "compatibles" de los republicanos, de los centristas.
A medida que aumentaba la diferencia entre los escaños asignados a RN por las encuestas (175-205 escaños de los 289 necesarios para una mayoría absoluta), Le Pen y Bardella volvieron a decir "no" al papel de primer ministro que se convertiría en "asistente del presidente".
La búsqueda de una solución al estancamiento parece, por lo tanto, ser la principal ocupación de todos los partidos franceses a partir del lunes, a excepción de RN y La Francia Insumisa. También porque las otras dos eventualidades -una nueva disolución y la dimisión de Macron- están excluidas: la primera por el artículo 12 de la Constitución, según el cual la Asamblea Nacional no puede volver a disolverse antes de un año; el segundo, parte del presidente en ejercicio, que prometió a los franceses que permanecerá en su puesto en el Elíseo hasta el final de su mandato en mayo de 2027.
Los últimos fuegos, según dijeron, los encendió Le Pen, quien recordó la polémica sobre el título del Presidente de la República de "jefe de las fuerzas armadas", título que -según ella misma afirmó el pasado 26 de junio en vísperas del primer turno- pasaría a ser "honorífico" en caso de convivencia.
"La última palabra" recaerá en el primer ministro. Por lo tanto, dijo en ese momento, "si Macron quisiera enviar tropas a Ucrania, no podría hacerlo si Bardella fuera primer ministro".
En una entrevista con la CNN de la que solo se han publicado extractos el viernes, añadió que la RN en el poder "prohibirá a Kiev utilizar armas de largo alcance suministradas por Francia para atacar a Rusia".
Los venenos se refieren más bien al hecho de que Le Journal du Dimanche ha difundido la noticia según la cual el gobierno "está pensando" en retirar la ley de inmigración.
Información inmediatamente relanzada por Bardella, en lo que el Primer Ministro Attal definió como "buena coordinación" y que inmediatamente fue desmentida rotundamente. No solo de Attal, sino también del ministro del Interior, Gérald Darmanin, y del ministro de Asuntos Exteriores, Stéphane Séjourné.
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