Se trata de un momento delicado mientras los mercados siguen en alerta, como lo demuestra el "spread" italiano que se movió más que los demás entre septiembre y octubre impulsado por las noticias sobre el presupuesto y su debate en el parlamento.
En el nuevo boletín económico, el BCE revela un panorama bastante sombrío de la economía en 2023.
Después de un crecimiento prácticamente nulo a principios de año y en el primer trimestre, en el segundo trimestre el Producto Interno Bruto (PBI) de la zona del euro aumentó ligeramente, un 0,2 %.
Los datos más recientes del tercer trimestre indican un crecimiento débil y continuo, y así seguirá siendo durante los últimos tres meses.
"La actividad seguirá siendo débil en el último trimestre del año, e incluso los datos del índice PMI de octubre todavía muestran signos de contracción" en el sector manufacturero, una desaceleración que afecta también a los servicios, subrayó el BCE.
Las expectativas sobre nuevos pedidos y la futura actividad
empresarial en el sector manufacturero también empeoraron en
octubre.
Las circunstancias, explicaron los expertos, "son
sustancialmente comparables a las del sector servicios, y la
mayoría de los indicadores señalan una nueva desaceleración en
el cuarto trimestre".
El mercado laboral sigue mostrando resiliencia, pero los
últimos indicadores revelan los primeros signos de enfriamiento
debido a una actividad económica más débil.
El consumo privado siguió bajo en el tercer trimestre, a
raíz de una nueva contracción del gasto en bienes.
Luego, el BCE espera un mayor debilitamiento de la inversión
empresarial en el tercer trimestre, con una actividad frenada
por la falta de demanda y condiciones de financiación más
restrictivas.
La construcción también se ve afectada: de hecho, en el
tercer trimestre las inversiones en construcción residencial
sufrieron una contracción.
Por el debilitamiento del comercio mundial, las
exportaciones también se reducen, creciendo a un ritmo
"modesto".
Más allá del corto plazo, el crecimiento del PBI debería
fortalecerse gradualmente.
Sin embargo, aún no se sabe a partir de cuándo, porque en
los primeros meses de 2024 pesarán dos fuerzas contrapuestas:
por un lado, la lenta recuperación del consumo, gracias a la
menor inflación, y por el otro, una actividad aún débil debido a
las elevadas tasas que frenaron el crédito.
"Con la inflación cayendo aún más, los ingresos reales de
los hogares recuperándose y la demanda de exportaciones de la
zona del euro aumentando, se espera que la actividad se
fortalezca en los próximos años", reportaron los economistas del
BCE.
Además, "salvo sorpresas, los tipos de interés ya no
subirán", aseguró el gobernador del Banco de Francia, François
Villeroy de Galhau.
Queda por ver con qué rapidez las economías de los países
del euro comenzarán a funcionar nuevamente.
Hasta ahora las
agencias de calificación no revelan preocupación, ni siquiera
cuando el diferencial italiano se amplió más que otros.
Para el BCE esa cuestión tuvo que ver, "entre otras cosas,
con las novedades relativas a las medidas fiscales previstas por
la ley presupuestaria".
En Italia, tras las confirmaciones de las agencias S&P y
Dbrs, se espera la sentencia de Fitch mañana, mientras que el
día 17 será el turno de Moody's.
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