Así lo reveló el medio de investigación IStories, según el cual se trata de una suerte de sociedad gracias a que el salario se reparte entre el Estado y algunas de las más importantes empresas nacionales rusas.
Empresas como Rusal y Novatek, pero también otras llevan adelante el mecanismo contado por uno de los reclutadores.
Estas empresas contratan a un nuevo trabajador el día antes de que firme un contrato militar con el ministerio de Defensa.
Posteriormente, se suspende el acuerdo con las empresas de los oligarcas, pero como los empleados están involucrados en el llamado "operativo militar especial" legalmente pueden seguir siendo pagados.
Entre las personas escuchadas está Igor Sergienko, un comandante del batallón Sokol ("Halcón" en lengua eslava) del ejército ruso, donde es conocido con el nombre militar de "Shershen", avispón.
Sergienko luchó en Ucrania en 2014 como integrante del Grupo Wagner, luego en Siria con la milicia Redut.
Desde 2022 volvió a Ucrania. Ahora recibe 200.000 rublos al mes (poco menos de 2.000 euros) del ministerio de Defensa ruso, mientras que otros 100.000 rublos provienen de un patrocinador que describe como una "compañía de complejo militar-industrial".
Sokol es un batallón de voluntarios, pero como la mayor parte de las milicias privadas es parte de las Fuerzas Armadas Rusas (pertenece al 108º Regimiento de Asalto Aéreo). Si quieren unir a "Falco", se tienen que dirigir -dice el medio de investigación- al número de teléfono de Rusal Management, empresa controlada por la que es una de las mayores productoras de aluminio del mundo.
Cuando se le preguntó al respecto, Rusal declaró que "no tiene nada que ver con las actividades de las estructuras voluntarias y no sabe nada del uso de sus números de teléfono por parte de organizaciones externas".
El caso de Igor Kozhushko, fallecido en Ucrania en noviembre, es diferente: parece que no sabía que iba a la guerra.
La familia se las arregló para descubrir que había sido reclutado con los empleados de Novatek en la 200esima brigada de fusileros motorizados, que había perdido muchos hombres al principio de la guerra y por esto necesitaba nuevos reclutas.
Algunos de ellos eran empleados de Novatek, el segundo mayor productor de gas natural de Rusia después de Gazprom.
Uno de los voluntarios suministró el número de su reclutador. El teléfono lo contesta Saturn-1, una empresa de seguridad privada fundada por Novatek.
Saturn-1 no es formalmente una subsidiaria de Novatek, pero casi todos sus ingresos de 2022 provinieron de empresas de propiedad de su patrocinador Leonid Mikhelson, entre ellos el centro de arte contemporáneo GES-2 con sede en Moscú.
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