Con el conflicto que no da tregua en el horizonte, reabastecer las tropas significa más fuerza ofensiva rusa en una guerra muy importante para el futuro de Vladimir Putin.
Y de la cual, según Kiev, tiene totalmente responsabilidad el líder ruso: la inteligencia de la Defensa ucraniana sostiene que solo tres o cuatro personas en su círculo íntimo tenían conocimiento de los preparativos para la invasión. Junto al líder ruso, a tomar, en particular, la decisión de comenzar la guerra fue el secretario del Consejo de Seguridad, Nikolai Patrushev.
"Efectuar desde el 1 de abril al 15 de julio 2023 la conscripción de ciudadanos rusos de edades entre los 18 y los 27 años que no forman parte de la reserva y están sujetos al servicio militar, por un total de 147.000 personas", se lee en el decreto firmado por Putin. En Rusia, la conscripción es periódica: en otoño de 2022 fueron llamados 120.000 personas, mientras en la primavera 134.500.
Pero el anuncio de la nueva conscripción es motivo de preocupación, tanto más por llegar entre las noticias de los medios rusos -reportadas por la inteligencia británica- según las cuales las autoridades de Moscú se están preparando para iniciar una gran campaña de reclutamiento para enrollar 400.000 soldados.
Está claro que Moscú se mueve, mientras las bombas caen en toda Ucrania y crecen los temores sobre la central de Zaporiyia: la instalación "no puede ser protegida" porque "la actividad militar aumenta en toda la región", advirtió el jefe de la AIEA, Rafael Grossi, luego de visitar la estructura.
Incluso no existe un acuerdo para una zona de seguridad para la central: de acuerdo con Moscú, la culpa es de los ucranianos y de Estados Unidos, que tienen "una posición destructiva" en mérito.
Kiev continua pidiendo los F-16 mientras los Mig-29 eslovacos protegen ya Járkov. Entre tanto, piensa en la reconstrucción para la que pide la contribución de Italia: luego de una llamada telefónica entre Giorgia Meloni y Volodimir Zelensky, el jefe de la oficina del presidente ucraniano, Andriy Yermak, escuchó al ministro para las Empresas, Adolfo Urso, transmitiéndole grandes expectativas por la conferencia sobre la reconstrucción del 26 de abril en Roma y el interés de "comprometer a las empresas italianas en la recuperación" del país.
En el frente diplomático, la tensión está por las nubes tras el arresto en Rusia del periodista del Wall Street Journal, Evan Gershkovich, acusado de espionaje.
Y suscitó polémicas el anuncio de que el canciller ruso, Serguei Lavrov, presidirá una reunión del Consejo de Seguridad de la ONU, en Nueva York, cuya presidencia rusa comienza el 1 de abril "Es un broma brutal", comentó el canciller ucraniano, .
Finalmente, también los intocables banqueros suizos ajustan las cuentas con la guerra y pagan por los vínculos con Serguei Roldugin, el violonchelista apodado "portafolio de Putin", estrecho amigo del zar.
Un tribunal del distrito de Zurich condenó a cuatro funcionarios de un instituto helvético por haber ayudado de Roldugin, a depositar millones de francos en cuentas bancarias suizas entre 2014 y 2016.
Los banqueros -tres rusos y uno suizo- fueron juzgados culpables por la falta de diligencia en las transacciones financieras, y les fueron infligidas condenas en suspenso de siete meses a cada uno.
TODOS LOS DERECHOS RESERVADOS © Copyright ANSA