Los líderes militares rusos, advirtió el presidente ucraniano, Volodimir Zelensky, están "planeando un ataque sostenido con los Shahed", los drones iraníes, para "apuntar al agotamiento" de los ucranianos, aunque "80 han sido destruidos por las fuerzas de defensa" solo en los dos primeros días del año.
Una masacre hasta ahora inútil, dado que el frente no sufrió grandes cambios hasta el momento a pesar de semanas de feroces combates.
Incluso el jefe de la milicia rusa Wagner, Yevgeny Prigozhin, admitió "las grandes dificultades" en el avance hacia la localidad de Bajmut, el trofeo que Moscú se empeña en conquistar.
"Bajmut es una fortaleza -admitió el empresario cercano al presidente Vladimir Putin-. Nuestros militares se enfrentan en cada casa, y tras la toma de otra casa no se puede decir que la defensa del ejército ucraniano haya sido aplastada".
El Ministerio de Defensa, sin embargo, sigue informando de enormes pérdidas infligidas a los ucranianos: hasta 120 soldados muertos en los alrededores de Donetsk, 40 en la región de Járkov, más al norte, 130 mercenarios extranjeros al servicio de Kiev en una base en la ciudad de Kramatorsk.
Se trata, no obstante, de cifras imposibles de verificar.
Como la afirmación de los ucranianos de que mataron o hirieron a 500 soldados rusos en un día, el 31 de diciembre, en Chulakivk, en la región sur de Jerson.
Tampoco está claro el número de víctimas del bombardeo ucraniano de un edificio en la víspera de Año Nuevo en Makiivka, la ciudad gemela de Donetsk, donde murieron 63 soldados rusos, según Moscú.
Fuentes ucranianas y también blogueros nacionalistas rusos hablan de un saldo mucho mayor, de hasta 400 muertos.
Los mismos blogueros y algunos diputados rusos criticaron con dureza a los mandos militares, denunciando como un error imperdonable que los soldados que celebraban la llegada de 2023 estuvieran alojados junto a un depósito de armas, volado al ser alcanzado por cuatro cohetes Himars suministrados a Kiev. por Estados Unidos.
Una ceremonia para rendir homenaje a los caídos se llevó a cabo hoy en Samara, en el Volga, de cuya región procedían muchos de los caídos.
"No dormí en tres días", dijo Ekaterina Kolotovkina, esposa de un general ruso que asistió al evento.
Y el gobernador de Samara, Dmitry Azarov, fue a Moscú para debatir la situación con los líderes militares.
Entretanto, persisten los contactos internacionales entre las partes beligerantes.
Zelensky habló por teléfono con el primer ministro británico, Rishi Sunak, de quien dijo que había obtenido más "decisiones concretas" para ayudar a Ucrania a defenderse.
En cambio, el nuevo ministro de Relaciones Exteriores de Israel, Eli Cohen, mantuvo una conversación telefónica con su homólogo ruso, Serguei Lavrov.
Durante la reunión, escribió el Times of Israel, citando a una fuente diplomática israelí, Cohen le pasó a Lavrov un mensaje que le había confiado el secretario de Estado norteamericano, Antony Blinken, con quien había hablado ayer.
El gobierno ucraniano reportó que tres personas murieron y diez resultaron heridas en los bombardeos rusos en las últimas 24 horas.
En el otro frente, las autoridades prorrusas locales denunciaron el asesinato de una mujer en un bombardeo ucraniano de Donetsk.
Un periodista del tabloide alemán Bild, Björn Stritzel, resultó herido en la cabeza por la metralla tras explosión de una mina, pero no se encuentra en estado grave.
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