Una batalla hasta el último voto se espera en el balotaje para elegir al nuevo presidente de Francia, mañana, un día crucial también para toda Europa, que puede terminar con la reelección de Emmanuel Macron, o, en cambio, con la llegada al poder por primera vez en el país, de una mujer y representante de la extrema derecha.
La primera vuelta, hace dos semanas, dibujó un escenario nada decisivo, dejando todo en vilo: a la cabeza el presidente saliente con el 27,8% de los votos y en segundo lugar Le Pen, con el 23,1%.
En tercer lugar, sin embargo, sólo con un punto por detrás, quedó el referente de la izquierda radical de Francia Insoumise, Jean-Luc Mélenchon, con el 22% de los votos.
Una gran cantidad de votos de un candidato de izquierda, con solo uno de cada tres votantes diciendo que votará por Macron.
La mayoría de los seguidores de la izquierda radical se quedarán en casa, votarán en blanco o incluso elegirán a Le Pen.
Incertidumbres similares se ciernen sobre la derecha de los Républicains, que fracasaron por completo en la misión presidencial al presentar a Valérie Pécresse para el Palacio del Elíseo, que terminó por debajo del 5%.
Incluso a la derecha, la enorme reserva moderada debería dividirse en gran medida entre aquellos que todavía quieren nivelar a la extrema derecha y aquellos que estaban más cerca del polemista Eric Zemmour que de los moderados.
Los sondeos de la víspera suponen una abstención que sería récord, entre el 25 y el 30%, porcentajes que pesarían sobre las intenciones de voto asignadas a los dos candidatos en estas dos semanas: entre el 53 y el 57%. para Macron, entre el 43 y el 47% para Le Pen, siempre con un margen de error del 3-3,2%.
Para el presidente saliente, una posible brecha que se mantiene muy por debajo del 66% con la que ganó las elecciones hace cinco años, relegando a la adversaria al 34%. Hasta el último mitin, los dos candidatos instaron a sus simpatizantes a ir a votar sin escuchar las urnas.
Macron concluyó una campaña muy corta en el sur, en Figeac, que comenzó mucho más tarde que el resto de candidatos por su implicación diplomática en el conflicto de Ucrania.
Por su parte, Marine Le Pen, que lleva meses recorriendo a lo largo y ancho del territorio, concluyó en su bastión del norte, el Pas-de-Calais.
Ambos, Macron más que Le Pen, hicieron todo lo posible para atraer votantes de izquierda.
La candidata derechista insistiendo en los temas sociales, y en particular el poder adquisitivo, el presidente apuntando a los ecologistas.
En el cara a cara televisado del miércoles, una clara mayoría -59% frente a 39%- dijo que le gustaba más Macron que Le Pen.
Hubo un fuerte choque entre ambos, sobre todo, en temas económicos, seguridad, escuela, pensiones.
Además, según muchos analistas, la renovación del parlamento, que en Francia se llama "la tercera vuelta", será más importante que nunca, ya que nunca como en este caso se dan todas las condiciones para una mayoría parlamentaria distinta a la presidencial.
Las urnas estarán abiertas hasta las 20 en las grandes ciudades, y hasta las 18 y 19 horas en los pueblos más pequeños.
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