El gasto sanitario en Italia se sitúa en el 6,2% del PIB, muy por debajo de los niveles de los países de la Organización para la Cooperación y el Desarrollo Económico; (OCDE). Pero más que números, las interminables listas de espera, el hacinamiento de los servicios de urgencias y la fuga de médicos y enfermeras dan la medida de la angustia de la salud pública.
Una verdadera emergencia es la alarma que se ve a simple vista.
Sin embargo, quienes están trabajando en este expediente aseguran que no habrá recortes y que, por el contrario, se pretende reponer los 5.000 millones que ya se asignaron.
La ministra de Trabajo, Marina Calderone, indicó un camino que parece ir a favor no solo del público, sino también de la "sanidad integral".
Mientras tanto, también toma cuerpo la refinanciación del bono psicólogo, que la última ley presupuestaria confirmó y estructuró, pero para el que hay que encontrar financiación: el Gobierno, según fuentes mayoritarias, está trabajando para confirmar 10 millones también para 2025. Un compromiso en el que el Partido Demócrata (PD) ya promete batalla para aumentar los fondos.
La Fundación Gimbe vuelve a situar la salud pública en el centro del debate, destacando la brecha que caracteriza a Italia: el gasto público en salud equivale al 6,2% del PIB, muy por debajo de la media de la OCDE (6,9%) y de la media europea (6,8%); además, teniendo en cuenta el gasto público en salud per cápita, Italia ocupa solo el 16to lugar entre los 27 países europeos de la OCDE y el último lugar entre los países del G7.
Se necesita "un rápido cambio de rumbo", pide la organización sin ánimo de lucro que analiza la maniobra: "necesitamos un relanzamiento progresivo y coherente de la financiación pública de la asistencia sanitaria, así como reformas valientes del sistema".
Se trata de un llamamiento al que también hacen voz las fuerzas políticas de la oposición, empezando de nuevo en este caso por los demócratas, que presionan al gobierno para que asigne más recursos. Médicos, dirigentes sanitarios, enfermeros y profesionales de la salud también cierran filas y advierten: "Ya está bien de poner dinero en nuestra piel".
Según fuentes técnicas, en la maniobra 2025 no habrá recortes para la salud. Con respecto a la cifra asignada en la ley de presupuesto del año pasado, igual a 5.000 millones en total, se va de hecho hacia una posterior integración a cuantificar con el Ministerio de Economía, donde se registra una "atención notable" por parte del titular de cuentas Giancarlo Giorgetti.
Por el momento, no hay hipótesis sobre las cifras, pero algunos dicen que se podría llegar a un aumento de los fondos de alrededor de 2.000 o 2.500 millones.
Más o menos lo cuantificado también indirectamente por el ministro de Sanidad, Orazio Schillaci, quien ya hizo un balance con Giorgetti sobre las prioridades del sector y apunta a acumular al menos 0,8 puntos de PIB (que corresponden exactamente a unos 2.000 millones): "La sanidad italiana necesita más dinero, explicó a principios de agosto: creo que el 7% del PIB es el nivel mínimo sobre el que debemos certificarnos".
Pero según el secretario del sindicato de médicos hospitalarios Anaao-Assomed, Pierino Di Silverio, 2 mil millones no son suficientes, se necesitan "al menos 10": "sin estos fondos el sistema colapsará".
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