Un golpe muy duro para los clanes de la capital y de la provincia -como subrayó con satisfacción también la primera ministra Giorgia Meloni- llevado a cabo al final de seis investigaciones diferentes realizadas por los Carabineros.
Con el sueño de restaurar la cúpula provincial, objetivo que los clanes intentaron alcanzar a lo largo del tiempo, y la necesidad de reclutar afiliados confiables dada la falta de profundidad de los nuevos líderes, los capos vuelven a ganar dinero con el narcotráfico.
Gracias a la capacidad de adaptación que la mafia siempre ha demostrado - explicó el fiscal nacional antimafia Giovanni Melillo durante una rueda de prensa convocada para ilustrar los detalles del blitz - los clanes formaron una fuerte alianza con la 'ndrangheta y con aquellos que gestionan el tráfico de la droga, dando vida a organizaciones criminales mixtas, alejadas de los viejos esquemas, pero útiles para el objetivo".
Melillo también alertó sobre la permeabilidad de las cárceles, hablando de "la extrema debilidad del circuito penitenciario de alta seguridad que debería contener la peligrosidad de los mafiosos que no están bajo el 41 bis", y también subrayó "que el sistema de alta seguridad está sometido al dominio del crimen".
La investigación de los Carabineros estableció, de hecho, que a los jefes detenidos se les entregaron teléfonos móviles utilizados para realizar llamadas externas.
Desde sus celdas, los padrinos contactaban con sus familiares, quienes les hacían hablar con los hombres libres de honor, permitiéndoles así celebrar cumbres mafiosas, acordar estrategias de tráfico de drogas e incluso encargar planes de venganza y emboscadas.
Como la ordenada por el capo de Porta Nuova, Calogero Lo Presti, quien, además de sugerir los métodos de una paliza, presenció en directo, gracias a una videollamada, la masacre de la víctima señalada.
La Cosa Nostra, además, dijo la vicefiscal Marzia Sabella, tendría celulares con software de última generación para evitar escuchas telefónicas.
Los investigadores escucharon la conversación entre dos sospechosos quienes, al notar que sus dispositivos no funcionaban correctamente, recurrieron a otro dispositivo igualmente encriptado.
Al intentar restaurar el sistema y, por lo tanto, memorizar los contactos confidenciales, terminaron revelando los nombres de sus interlocutores, entregando sin saberlo a los investigadores información esencial.
Muchos de los nombres indicados pertenecían a la cima de los barrios de Tommaso Natale-San Lorenzo, Santa Maria di Gesù y Porta Nuova.
Como Nunzio Serio, prisionero y regente del barrio mafioso de San Lorenzo-Tommaso Natale y su más fiel "coronel" Francesco Stagno, el calabrés Emanuele Cosentino, contacto en el narcotráfico, Tommaso Lo Presti, jefe del clan de Porta Nuova ("el Pacchione" ahora celebra cuarenta años de matrimonio", dicen de él las dos personas interceptadas), Guglielmo Rubino, regente de Santa Maria di Gesù ("Guglielmo se quita la vida por nosotros", comentaron), Cristian Cinà, de la familia Borgo Vecchio ("Cristian Borgo Vecchio", se escucha en el diálogo), y Giuseppe Auteri, en ese momento prófugo.
Entre los sujetos insertados en el aparato cifrado estaba también Angelo Barone, el empresario que condujo Cosa Nostra en la era del nuevo negocio del juego online.
Gracias a Barone, que estaba dispuesto a abandonar Italia tras recibir un aviso sobre la inminente redada, las "familias" ganaron toneladas de dinero mediante apuestas online.
En una intervención telefónica, el sospechoso hablaba de ingresos de seis cifras.
Un sector, el del juego, que desde hace tiempo está en el centro de los negocios de la Cosa Nostra, la cual, sin embargo, no abandona viejos negocios como la extorsión.
Se confirman más de 40 casos de chantaje, aunque las denuncias de las víctimas siguen siendo pocas
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