Son dos desafíos formales, pero completamente distintos y separados, aunque en realidad en los tres días entre los olivos de Borgo Egnazia (el bello resort de la Cumbre en Brindisi) cada gesto y cada palabra se pueden leer en doble clave.
Especialmente cuando la primera ministra se reúna con Emmanuel Macron, Olaf Scholz o Ursula von der Leyen.
Así lo demuestran ya las tensiones por la falta de referencia al derecho al aborto, eliminada del borrador de la declaración final que circuló en vísperas del primer G7 en el que comparecerá un Pontífice, el Papa Francisco, y que generó la irritación del gobierno francés y algunas delegaciones europeas.
Un capítulo que pone de relieve la distancia entre el enfoque del Palacio Chigi sobre algunas cuestiones y el de otras cancillerías, con las que un rápido alineamiento en el riesgo de las posiciones que cuentan en Bruselas no es nada evidente. En particular con el Elíseo. Y Meloni mira sobre todo a París, ya que le gustaría esperar el resultado de las elecciones parlamentarias francesas del 30 de junio al 7 de julio antes de que las negociaciones lleguen al meollo de la cuestión.
El calendario con el que Von der Leyen pretende conseguir un bis como presidenta de la Comisión Europea es decididamente más ajustado. Quien quiera intentar cerrar en poco tiempo, razona el partido de la primera ministra, tendrá que tomar en serio las exigencias de Roma de un comisario poderoso y una vicepresidencia ejecutiva.
El puesto de Alto Representante de Política Exterior es una opción, y en ese caso sería un perfil del que no debería excluirse a la embajadora Elisabetta Belloni, junto a Meloni en Borgo Egnazia como sherpa del gobierno para el G7, así como directora del DIS, el Departamento de Información para la Seguridad.
Aunque la propia primera ministra se ha referido a una importante cartera económica en las últimas semanas. El comisario responsable de la Competencia sigue siendo una solución atractiva para Roma. Sin embargo, será difícil que la líder de Hermanos de Italia (FdI) y los conservadores europeos se desequilibren de algún modo en la charla informal en Apulia, donde mientras tanto también se recibió una invitación de su aliado Antonio Tajani para "dar su opinión sobre la indicación de la presidenta de la Comisión Europea".
El canciller, líder de Fuerza Italia -el partido de Silvio Berlusconi-, sigue esperando "un acuerdo entre populares, liberales y conservadores", pero por el momento no cuenta con eso. Mientras que el otro viceprimer ministro, el miembro de la Liga Norte, Matteo Salvini, ha relanzado el pacto con Marine Le Pen para un centroderecha unida también en la UE.
Sin embargo, los movimientos de la ECR (Conservadores y Reformistas) liderados por Meloni aún siguen encubiertos. Desde el punto de vista de la premier, no hay prisa. Se centra inmediatamente en los esfuerzos políticos y diplomáticos para que la cumbre de Apulia sea un éxito, especialmente en los distintos capítulos prioritarios para Italia, desde la inmigración hasta la inteligencia artificial, pasando, obviamente, por las crisis geopolíticas en Ucrania y Medio Oriente.
Antes de la sesión final del viernes (tres meses después del beso en la cabeza recibido en el Despacho Oval de la Casa Blanca), Meloni también tiene en su agenda una reunión bilateral con Joe Biden, un momento de crucial importancia, como lo son todos los "cara a cara" entre el jefe del gobierno italiano y el presidente de Estados Unidos.
Los párrafos de la declaración final sobre China también deberían tomar forma definitiva el viernes por la noche. En aspectos vinculados a la guerra en Ucrania, pero también a la dinámica comercial y competitiva, los Siete acusan al Dragón de exceso de capacidad industrial en sectores como el de los vehículos eléctricos y los paneles solares.
Este es también un expediente que representa un desafío complejo. Porque no está lejano el momento en que Meloni volará a Pekín para una visita oficial. Y porque en Bruselas parece inminente el paso para aumentar los aranceles a las importaciones de coches eléctricos procedentes de China, que podrían llegar hasta más del 25%.
TODOS LOS DERECHOS RESERVADOS © Copyright ANSA