(ANSA) - RAFAH, por Sami al-Ajrami - En Rafah crece el hambre, que trae consigo violencia, extorsiones, abusos. En la extremidad meridional de Gaza, donde se refugiaron más de un millón de palestinos, se multiplican las protestas y las manifestaciones contra quien especula en el mercado negro, al vender también las ayudas humanitarias.
El día después de la muerte de un agente de la policía de Hamás, fallecido por el fuego de manifestantes, de las abarrotadas plazas Nuibe y Awda partió un cortejo que apunto al cercano mercado de la ciudad. "Somos los hombres libres de Rafah", dijeron personas con el rostro cubierto mientras distribuían volantes. En tanto, alrededor se prendían fuego algunos neumáticos, sin una presencia de la policía.
"Los precios -explicaban los volantes- deben bajar enseguida, antes del Ramadán" que comenzará el 10 de marzo.
Quien no se adecue -es la amenaza- "corre el riesgo de ser apaleado". "Oh, Sinwar. Oh, Haniyeh. Queremos una buena feta de pan", gritaba, en tanto, la gente, relanzando un eslogan que en árabe rimaba.
"Es posible -gritaba uno de los transeúntes- que debamos pagar 80 shekel (20 euros) por un kilo de azúcar?" E incluso 100 shekel (25 euros) por un pack de 30 huevos llegados de Egipto?", un bien que hasta hace pocos meses costaba 5 shekel. En el mercado están expuestas las cajas de las ayudas humanitarias internacionales con un sello de relieve. "No a la venta".
Y, sin embargo, por diferentes vías, terminaron en los puestos del mercado, ofrecidas a precios altísimos. "En teoría -dicen los clientes- sería deber de los inspectores del ministerio de Economía, acompañados de agentes de Hamás, impedir que los precios suban por la nubes". Pero en su ausencia, el malhumor hacia Hamás crece.
El martes, un tiroteo entre una familia desplazada y la policía provocó la muerte de un agente. "Fue una escena aterradora", dijo un testigo. "Porque, por un lado, Hamás probablemente tiene sus responsabilidades, pero, por otro -añadió- la violencia que se siente en las calles es quizás aún más estremecedora". Ha habido casos de extorsión, dicen los habitantes de la ciudad, de robos descarados. "Y ni siquiera una presencia de la policía." Otros testimonios cuentan asimismo escenas de violencia cuando aviones egipcios y jordanos lanzaron paquetes de ayuda de variado tipo hacia los campamentos en Rafah. En parte cayeron en el mar y los pescadores se apresuraron a recuperarlos, antes de que se hundieran. "Pero a su retorno a la costa -dijeron los testigos- el gentío comenzó a luchar por obtener todo lo que sea posible".
La población, al límite, sigue con aprensión las crecientes dificultades que afronta en estos días la UNRWA (la agencia ONU para los refugiados palestinos, que se halla en graves condiciones financieras) y la Media Luna Roja palestina.
"Tenemos fuertes dificultades logísticas -afirmó su vocero Mahmud Neirab-. Sobre todo por las reservas de emergencia en nuestros camiones".
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