Viktor Orban y los partidos que desde hace tiempo le hicieron un guiño a Rusia, por un lado, y Europa y Occidente, por el otro. La "encrucijada" crucial, en palabras de un diplomático europeo, representada por la cumbre extraordinaria de los 27 de mañana es, al fin y al cabo, también un punto decisivo político al que se enfrenta Giorgia Meloni.
La premier italiana, hasta ahora sólida aliada del primer ministro húngaro desde que está en el Palacio Chigi, aunque se compromete a presentar su visión de Europa, inició un lento acercamiento con la enemiga número uno de Orban, Ursula von der Leyen.
Y el choque que podría producirse entre el jefe del Gobierno húngaro y los dirigentes de la UE sobre la ayuda a Kiev podría marcar una nueva etapa en el camino que lleva a Meloni y Fratelli d'Italia (FDI, Hermanos de Italia) hacia la mayoría que, tras las elecciones europeas, en el Parlamento de la UE podría votar sobre la confirmación de von der Leyen como jefa de la Comisión.
La presidenta del Consejo de Ministros llega a Bruselas tras la polémica sobre el caso de Ilaria Salis. Un caso que, a ojos de la UE, puso de relieve aún más el distanciamiento del ejecutivo húngaro de los estándares comunitarios del Estado de derecho.
El martes por la tarde, Meloni habló de ello con Orban en una conversación telefónica ya prevista con vistas al Consejo Europeo. Queda por ver si Meloni se reunirá también con Orban en un encuentro cara a cara, renovando así el papel de mediadora entre la UE y Hungría, que ya le había sido asignada tanto en el expediente de migración como en el de ampliación.
En ambos casos (con Orban teniendo al primer ministro polaco Mateusz Morawiecki a su lado) la mediación fracasó y no es seguro que la primera ministra esté dispuesta a intentarlo de nuevo.
De hecho, hay un factor que distancia a Meloni y Orban en el tema de la agenda de la cumbre: la asistencia a Ucrania, para el líder de la Inversión Extranjera Directa (IED), era, es y sigue siendo un axioma. Forma parte de la visión atlantista que caracteriza la política exterior de Meloni y es también una condición sine qua non para iniciar un diálogo con los partidos que constituyen la piedra angular de las estructuras europeas: PPE, socialistas y liberales.
El juego para el gobierno podría volverse más difícil en caso de que Hungría mantenga su veto sobre la propuesta de compromiso de la UE. A ese punto, las ayudas a Ucrania seguirían en 26, pero, un grupo de países miembros a este punto estarían listo a poner sobre la mesa el procedimiento previsto en el artículo 7 para quitar a Orban el derecho de voto y de veto en los Consejos europeos.
¿Y qué haría Italia? Los diplomáticos destinados en Bruselas no recibieron instrucciones al respecto, pero fuentes calificadas evocan, con una cierta conciencia, que ni siquiera Roma, en ese caso, actuaría como apoyo a Budapest.
Los márgenes de maniobra, de cara a las elecciones Europeas, no es amplio para Meloni. A su derecha hay una Liga que hace todo lo posible para reclamar el cetro del populismo y no deja de atacar al establishment comunitario.
Matteo Salvini, desde Bruselas, resaltó que "personalmente" no votaría por von der Leyen, trazando así una neta línea de demarcación con su aliada y, centrándose en las protestas de los agricultores, calificó de "desastrosa" la política del presidente de la Comisión.
"El gobierno intenta tener la voz autorizada en muchos asuntos en los que necesitamos hacer oír nuestra voz, buscar una síntesis de otras naciones: este es el sabor de la política", destacó Meloni, por su parte, en Aosta.
El telón de fondo sigue siendo el de las elecciones de junio.
Y de un PPE que ahora abrió un canal de contacto con algunos de los partidos de derecha europeos, incluido Fratelli d' Italia.
Al mismo tiempo, sin embargo, Meloni debe examinar detenidamente el diálogo que surgió entre su grupo en el PE, ECR y Fidesz, el partido de Orban.
"Estoy de acuerdo con su entrada. Pero no sucederá antes de la votación", explicó Morawiecki, que con su Pis co-preside, con FDI, los conservadores y los reformistas. Pero la entrada de Fidesz podría, por otra parte, no favorecer la posible sinergia, en la próxima legislatura, entre Meloni y el centroderecha proeuropeista.
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