La protesta contra las acciones de Israel en Gaza provocó violentos enfrentamientos callejeros esta mañana en Vicenza, en el noreste de Italia, donde la policía tuvo que utilizar la fuerza y cañones de agua para detener la procesión de los centros sociales que intentaba llegar a los pabellones de la Feria del Oro, donde también hay expositores de Tel Aviv.
En los disturbios, que estallaron después de que los activistas se desviaran de la ruta autorizada, forzando una puerta de la Feria, 10 agentes resultaron heridos o contusionados. Sólo uno de gravedad, por la explosión de una bomba de papel. Nueve de ellos son del Departamento Móvil de Padua, uno de los DIGOS (operaciones especiales) de Venecia.
En la procesión había 500 personas, escudos, barreras y armados con grandes petardos. Según el sindicato de policía FSP, las bombas caseras también contenían metralla de metal. También hubo algunos lesionados entre los manifestantes. El cordón de seguridad coordinado por la jefatura de policía y el prefecto evitó consecuencias más graves, que habrían sido inevitables si los alborotadores hubieran logrado entrar en la Feria del Oro.
El Ministro del Interior, Matteo Piantedosi, telefoneó al comisario de policía de la ciudad de Berica, Dario Sallustio, para expresar su solidaridad con los agentes atacados y expresó su "aprecio por cómo las fuerzas policiales supieron actuar una vez más, con la profesionalidad habitual", una situación difícil, evitando problemas peores y confirmándose como una defensa fundamental de la democracia".
Cinco activistas fueron identificados por la DIGOS y denunciados.
La condena por la jornada de violencia fue expresada por las fuerzas políticas de forma bipartidista. El presidente del Senado, Ignazio La Russa, manifestó su cercanía a Israel y a los oficiales heridos, definiendo lo ocurrido como "grave e injustificable. "La condena por estos actos de violencia y antisemitismo debe ser clara y unánime. Ninguna tolerancia es admisible", dijo.
El Partido Demócrata (oposición) también adoptó una posición similar respecto de quienes provocaron los enfrentamientos: para el diputado Piero Fassino estos episodios indican "cuánto daño están causando la criminalización de Israel y la propagación de impulsos antisemitas y antijudíos".
Y también entre los demócratas, el secretario en Véneto, el senador Andrea Martella, subrayó que "no hay justificación para quienes utilizan el derecho a manifestarse como una oportunidad para violar las reglas más básicas de la convivencia civil y democrática". "Aún más grave es el que utiliza el pretexto político como cobertura de lo que parece ser una acción premeditada", añadió.
El diputado Silvio Giovine, de Fratelli d'Italia (Hermanos de Italia, el partido de la premier Giorgia Meloni), expresó "total solidaridad con los chicos uniformados". La opinión sobre la violencia del alcalde demócrata de Vicenza, Giacomo Possamai, es clara: "no hay justificación para las escenas que hemos visto esta mañana en la calle del Arsenale. El derecho a manifestarse es sagrado y está protegido por la Constitución, pero quienes salen a la calle con los palos y el rostro cubierto van en contra del legado de los padres fundadores".
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