Ahora la diplomacia vaticana centra la atención en la nueva iniciativa liderada por Estados Unidos.
La Santa Sede, mientras renueva su oración por la paz en Ucrania, espera que las partes involucradas aprovechen la oportunidad para un diálogo sincero, sin condiciones previas de ningún tipo, con el objetivo de alcanzar una paz justa y duradera".
Al mismo tiempo, "alienta a que se haga todo lo posible para la liberación de los presos", afirmó la Santa Sede, recordando la conversación telefónica del 14 de marzo entre el presidente ucraniano, Volodímir Zelenski, y el cardenal secretario de Estado, Pietro Parolin, durante la cual el líder de Ucrania "expresó sus deseos de una pronta recuperación" al Papa y "le informó sobre la iniciativa de alto el fuego, propuesta por Estados Unidos, a la que Ucrania se adhirió".
Hay que recordar que además del compromiso de la Secretaría de Estado con los Nuncios en Kiev y Moscú, el Papa quiso contar con un "enviado especial" propio, en la persona del cardenal Matteo Zuppi, que en los últimos años viajó entre Kiev y Moscú, Washington y Pekín, para intentar tejer la red del diálogo con todas las partes interesadas.
El Papa Francisco, por su parte, pidió cientos de veces la paz para Ucrania, citando el sufrimiento de la tierra "atormentada", como él la llama, y ;;citando llamamientos en cada Angelus, audiencia general y otros eventos.
Además de Ucrania, la Santa Sede también tiene en la mira el conflicto en Medio Oriente, en esa tierra donde se encuentran los santos lugares queridos por los cristianos.
En el llamamiento a todos los obispos para que realicen colectas para Tierra Santa, enviado en nombre del Papa por el cardenal Prefecto del Dicasterio para las Iglesias Orientales Claudio Gugerotti, se subrayó: "Nuestro corazón está alegra por la tregua vigente.
Sabemos que es frágil y que, por su propia
naturaleza, no bastará por sí sola para resolver los problemas y
extinguir el odio en esa zona", escribió el cardenal, recordando
que "hemos visto lágrimas, desesperación y destrucción por todas
partes".
El Prefecto resaltó además que "es nuestro deber -y uso este
término con inquietud, pero con decisión- correr a ayudar, lo
más pronto posible concretamente, a que la vida renazca".
"Todos, empezando por los niños, tienen derecho a vivir en
paz, a tener de nuevo un hogar y una escuela, a jugar juntos sin
miedo a volver a ver la mueca satánica de la muerte", subrayó en
nombre de la Santa Sede.
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