Solo expuse su "Ecce Nanni" con la historia en diez capítulos de su carrera como director, pero también como productor y exhibidor.
Relajado, en una sala abarrotada, inmediatamente levantó las manos: "Quiero contar mi historia de director a diez voces, refiriéndome a lo que era al principio y en lo que me convertí luego", dice Moretti, que al final del encuentro recibió el premio "Bif&st arte del cine" de manos del director Oscar Iarussi.
Mientras tanto, habló de sus inicios en la sección 'Super 8': "Hoy en día es más fácil hacer cine, con Super 8 rodabas sin negativos, era como una Polaroid.
Mostrar las cosas que hacías era difícil.
Mostrar las cosas que hacías era difícil. En el 73,
por ejemplo, fui a las Jornadas de Autores, en Venecia, cerca de
San Marco, para traer cortometrajes. Después de mostrarles dije
que estaba abierto a preguntas, pero nadie apareció. De ese
trauma nació la frase 'Soy autarquista': 'Sin debate, no'.
Entonces me importaban tres cosas: hablar de mi entorno,
burlarme de él y, por tanto, también de mí mismo, y no sólo
estar detrás de la cámara, sino también delante de ella, más que
como actor como persona".
En el capítulo de dirección subrayó a continuación: "Mi
trabajo como espectador me influyó, siempre quise hacer
películas que me gustaran. Al principio me fijaba en los Taviani
y su cámara fija, pero también amaba a un director alejado de
ellos como Carmelo Bene".
"Al principio escribía solo y me resultaba fácil, hoy ya no
tengo ganas de escribir el guión solo - dijo Moretti -. Descubrí
la aventura humana que es escribir una película con otras
personas. Así que a partir de 'La habitación del hijo' escribo
con otros guionistas".
En cuanto a la producción, recordó: "Empecé a ser productor
hace treinta y ocho años, primero con Angelo Barbagallo y luego
solo. Me gustaba producir películas de debutantes para devolver,
al menos en parte, una parte de la suerte que había tenido.
Produje todas mis películas con Rai y mi compañía Sacher excepto
'El portaborse', que rechazaron, y 'El caimano', que decidí no
proponer para no avergonzarlos".
El director romano subrayó además que muchas personas
tienden a identificar lo que dicen sus personajes con lo que
realmente piensa.
"Un ejemplo: cuando en 'Caro Diario' digo 'soy el más
grande', sólo estoy citando a Mohamed Ali", admitió.
Una entrada de este decálogo, la última, está dedicada a su
cine Nuovo Sacher: "Era la época de los Monopolios de Estado y
por eso la palabra nuevo tenía que quedarse en el título. Quería
abrirlo con la intención de permanecer siempre dentro de la
industria cinematográfica, pero llevando adelante mis ideas. Lo
inauguré en el 91, cuando había poca acogida en las salas de
cine, algunas incluso eran repelentes. Sólo quería proponer lo
que me hubiera gustado ver como, por ejemplo, las películas de
Ken Loach, que al principio fui el único que lo propuse. Sin
embargo - afirmó con entusiasmo al final del encuentro - no hice
todas estas actividades por deber, sino sólo por placer. No soy
un paladín".
Como curiosidad, la entrada más corta es la dedicada a la
crítica cinematográfica: "Cualquiera puede decir cualquier cosa,
yo nunca respondo", expresó.
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