Corre 1961. Un abogado romano aterriza en Los Angeles, no habla inglés, le cuesta hasta salir del laberinto del aeropuerto, llamaría un taxi, pero -le dicen- la ciudad es inmensa, gastaría una fortuna , "mejor alquilar un coche". Se marchará después de cuarenta y ocho horas sin las certezas que tenía antes de llegar a esa especie de ciudad del futuro poblada de expatriados perdidos.
"Smog", la primera película italiana rodada íntegramente en Estados Unidos, inauguró el Festival de Cine de Venecia en 1962 y luego desapareció de la circulación.
Fue producida por Titanus de Goffredo Lombardo, dirigida por Franco Rossi, mejor recordado por la serie de televisión sobre la Odisea con Bekim Fehmiu en el papel de Ulises e Irene Papas en el papel de Penélope. Los protagonistas de "Smog" son, en cambio, Enrico Maria Salerno, Renato Salvatori y Annie Girardot.
La música de Piero Umiliani, con el gran Chet Baker.
Para escribir la historia, Rossi y el guionista, Gian Domenico Giagni, se reunieron en Los Angeles con Pier Maria Pasinetti, quien enseñaba literatura comparada en la Universidad de California y era fanático de la arquitectura modernista.
Las localizaciones, de hecho, son ya las de las grandes villas con ventanales interminables y piscinas al ras de suelo que quedarán inmortalizadas en muchas películas de Hollywood.
"Smog" es básicamente una película sobre la carretera, rodada en blanco y negro por los bulevares de Los Angeles.
Rodado con un equipo ligero dispuesto a improvisar, probablemente sin permiso, en algunos puntos puede parecer un documental sobre los italianos que vivían en la ciudad, sobre su relación con los californianos, pero también sobre el provincianismo y la superficialidad del protagonista, un típico hijo del boom económico.
"Es una película que cuenta la desorientación de ser un inmigrante con una modernidad que desarma", comenta Luca Celada de la Asociación de la Prensa Extranjera de Hollywood, que promovió esta restauración y estará el sábado en Bolonia para presentarla al público del festival.
Después de "Il gattopardo" y "Sodoma y Gomorra", Titanus se arriesgó al colapso financiero y tuvo que vender un paquete de películas a MGM, incluida "Smog", que nunca más se proyectó ni en Estados Unidos ni en Italia.
"Con una subvención de 75.000 dólares y la colaboración de los archivos de la Universidad de California, hemos recuperado las piezas repartidas entre Los Angeles, Londres e Italia y tras más de tres años de trabajo, esta joya comienza su segunda vida", concluyó Celada.
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