Es una película dividida en dos "All the Beauty and the Bloodshed" (podría traducirse como "La belleza y la matanza") de la estadounidense Laura Poitras, premiada esta noche en el Festival de Cine de Venecia con el León de Oro, séptima mujer en alcanzar el halago.
Se trata del tercer año consecutivo en el que el máximo galardón del certamen internacional de cine más antiguo del mundo recae en una mujer, tras la francesa Audrey Diwan por "L'Évenement" y la estadounidense Chloé Zhao por "Nomadland" (2020).
Además, es la segunda vez que lo obtiene un documental.
"Sacro GRA", de Gianfranco Rosi, en 2013, fue el primero.
El filme premiado en esta 79ª edición de la "Mostra", por un lado es un retrato documental de la historia de la fotógrafa Nan Goldin, quien contó con sus tomas La cultura "underground" de Nueva York en los años 70 y 80 y, por otro, su lucha militante contra la familia Sackler y Purdue Pharma, productores y promotores de OxyContin, la droga que fue centro de la epidemia de opioides.
En el corazón de este documental, sin embargo, están las bellas obras de arte de Goldin como "La balada de la dependencia sexual", "El otro lado", "Hermanas", "Santos y sibilas" y "Memoria perdida", en las que la fotógrafa retrata a sus amigos, a menudo en los márgenes de la sociedad, representándolos con belleza y espartana ternura.
Emerge, por otro lado, su lucha contra la familia Sackler y Purdue Pharma, que a principios de la década de 2000 desencadenó una epidemia de adicción a los opioides en Estados Unidos, generando miles de millones de dólares a los dueños del emporio, pero también un balance de 400 mil víctimas "Empecé a trabajar en esta película con Nan en 2019", explicó la directora, ganadora del Oscar en 2015 por "Citizienfour".
"Todo empezó dos años después de haber decidido explotar su influencia como artista para denunciar la responsabilidad criminal de la muy rica familia Sackler, por alimentar la crisis de sobredosis. El proceso de hacer este trabajo fue profundamente íntimo. Nan y yo nos conocimos en su casa. Los fines de semana hablábamos", deslizó.
Al principio, señaló Poitras, estaba "atraída por la aterradora historia de una familia multimillonaria que a sabiendas creó una epidemia y posteriormente pagó dinero a museos, obteniendo a cambio deducciones fiscales y la posibilidad de dar tu nombre a algunas galerías" de arte.
"Pero, mientras hablábamos, me di cuenta de que esto era solo una parte del historia que quería contar, y que el núcleo de la película estaba también compuesto por el arte, la fotografía de Nan y el legado de sus amigos y su hermana Bárbara. Un legado de personas decididas en escapar de Estados Unidos".
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