El primero se ha reducido a veces casi a una máscara que reitera el rito de conquista de una mujer, tanto una noble madura como una monja joven, basándose en la extrapolación del relato oral de una aventura de otra de la autobiografía, mientras que el segundo es un intelectual ilustrado, un escritor refinado, un narrador que en dos mil páginas de narración devuelve el retrato de todo un siglo, como el siglo XVIII, de la Ilustración en su dimensión internacional, europea, animada por un relato directo y una perspectiva fascinante, humana.
de
gracia, una veneciano cosmopolita sin afectaciones, salvo las
que la realidad parece haber tomado con el tiempo por obra
misericordiosa de la memoria del escritor.
Todo esto sabiendo que estamos ante una especie de colección
de relatos y novelas unas dentro de otras, de la vida de un
personaje excepcional que se entrelaza con un periodo histórico
ejemplar y otras figuras protagonistas, desde Voltaire hasta
Catalina de Rusia.
Tal vez no sea casualidad que Casanova comenzara a escribir
esta 'historia' vital y consciente en 1789, al final de su vida,
que coincide con la del siglo en que estalló la revolución en
París, se conquista la Bastilla y el mundo cambió.
Así nació,
entre la literatura y la autobiografía, esta memoria entre la
reinvención y la historia que parece una especie de puesta en
escena de sí misma, una teatralización de la época, creada sin
preocuparse del juicio de la posteridad.
Al fin y al cabo, era hijo de dos actores, Gaetano Casanova
y Giovanna 'Zanetta' Farussi, que siempre estaban en movimiento
y lo confiaron a su abuela y, entre la pobreza y la enfermedad,
logró estudiar en Padua con el abad Gozzi, quien le dio una
vasta cultura clásica y con cuya hermana inició sus amores, para
luego licenciarse en Derecho en la Universidad en 1742.
Habiendo iniciado la carrera eclesiástica desde niño, logró
frecuentar la alta sociedad gracias a la protección del senador
Alvise Malipiero y la amistad del poeta Giorgio Baffo y luego,
apenas graduado, comenzó a viajar y a tener aventuras con chicas
de todos los orígenes y de todo tipo, en nombre de una filosofía
vagamente epicúrea:
''Si el placer existe y si solo se puede disfrutar en la
vida, entonces la vida es felicidad, aunque, lo sé bien, ocurran
desgracias. Pero estos son los que nos demuestran que hay muchas
más cosas positivas. Por una parte llega a Constantinopla, por
otra, con la protección de Matteo Bragadin, viajar por toda
Europa, con el descubrimiento de París, donde la impostura y la
charlatanería pueden hacer fortuna mejor que en cualquier otro
lugar''.
Estará en todas partes, desde España hasta Rusia, con sus
continuas iniciativas comerciales, sus encargos diplomáticos y
políticos, su compromiso cultural como crítico y autor de obras
teatrales, literarias e históricas, cosas todas que van de la
mano con la historia de sus aventuras en las que la mujer es
siempre tratada con cierto respeto, se enamora cada vez y,
aunque sean cuentos cortos, parece dejar siempre un buen
recuerdo y cita a sus amantes con sus iniciales por
caballerosidad, así que será necesaria una investigación muy
larga para rastrear algunos de ellos, como por ejemplo entender
que la MM abrumadora fue la bella monja María Morosini.
Dicho esto, es evidente que un libro de estas
características, escrito en francés, no vería la luz hasta 1825
y en una edición bien censurada que, sin embargo, fue incluida
en el índice en 1834. Semejante exhibición de libertad e
inmoralidad no era aceptable si ciertos pasajes todavía hoy
parecen inaceptables, como el trío con la hija biológica y su
madre o la historia de una violación en grupo que quedó impune.
Sólo a partir de finales del siglo XIX y del XX se podrá
apreciar esta "Historia" más allá de su lado erótico hedonista.
Visitó su amada Venecia por última vez en 1783, luego fue a
Viena como secretario del embajador veneciano Foscarini y, a su
muerte, aceptó un puesto de bibliotecario en el castillo del
conde de Waldstein en Dux, donde pasó sus últimos años. Años muy
tristes escribiendo. Años de su vida, burlado por los
sirvientes, ahora incomprendido y considerado la reliquia de una
época pasada para siempre. Murió allí el 4 de junio de 1798.
Sus memorias tuvieron una vida llena de aventuras, ya sea
porque fueron atribuidas a Stendhal o porque Ugo Foscolo
cuestionó su autenticidad e incluso la existencia histórica de
Casanova. El cine (sólo en Italia desde Fellini a Salvatores),
la literatura, el teatro harán de él un protagonista siempre mil
veces diferente gracias a autores como Balzac, Hofmannstahl,
Schnitzler, Hesse, Márai. Venecia le dedicará el Carnaval de
este año. En 2010, la Biblioteca Nacional de Francia compró el
manuscrito original de 'Histoire de Jacques Casanova écrite par
lui-méme' por 7 millones de euros a un descendiente del editor
alemán Brockhaus.
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