Un comunicado del Novara emitido al día siguiente del partido indica que Ferranti se vio "rodeado y agredido verbalmente" por simpatizantes del Piacenza y que dos jugadores propios sufrieron "graves ofensas personales", una de ellas "epítetos racistas".
"Lo que pasó en el estadio Garilli después del partido no encuentra justificación. Nuestro presidente fue rodeado y agredido verbalmente a su salida del estadio por un grupo de hinchas locales", expresó Michelangelo Vitali, general gerente de Novara.
"La misma afición agredió a dos jugadores nuestros, con graves faltas personales (a uno de ellos se le dirigieron calificativos racistas) y empujándolos en varias ocasiones, tanto que uno de los jugadores tuvo que reaccionar para proteger su propia seguridad, sin ningún control por parte de los cuerpos encargados de proteger a los protagonistas del evento deportivo", cuestionó Vitali.
La prensa italiana informó que un simpatizante del Piacenza, golpeado en la cara por un puñetazo, fue atendido en urgencias y el jugador del Novara que lo impactó fue llevado a la comisaría para declarar.
"No justificamos la reacción de nuestro futbolista, cuya acción fue, sin embargo, el resultado de una gestión inadecuada del plan de seguridad para un evento público que permitió que franjas extremistas de aficionados locales entraran en contacto directo con los jugadores y líderes del equipo visitante. Un hecho inaceptable", completó Vitali.
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