El museo tuvo diez años de fase de planificación, y dos años y medio de obras reales para la renovación completa de un edificio del siglo XVI, el Palacio Cavalli, que proviene de los Jardines de la Arena y la famosa Capilla Scrovegni.
Presentado hoy a la prensa y a las autoridades de la ciudad, desde mañana se abrirá al público.
Una joya en la ya rica propuesta expositiva cultural y científica de la Universidad de Padua, después del Jardín Botánico, sitio de la Unesco, y el Museo de Historia de la Medicina, que surgió de la fusión de las extraordinarias colecciones naturalistas que fueron construidas durante siglos por estudiosos y exploradores de la Universidad de Padua, con fines de investigación y enseñanza, y se complementa con algunas piezas importantes resultantes de los intercambios con otros museos internacionales.
La disposición, dividida en 38 salas, para un total de 3.800 metros cuadrados, más una sala para exposiciones temporales, reúne en un único itinerario expositivo los Museos Universitarios de Mineralogía, Geología y Paleontología, Antropología y Zoología preexistentes, integrándolos en una narrativa coherente, enriquecida por un fascinante aparato gráfico, textual y multimedia, para contar una historia planetaria desde sus inicios, hace más de cuatro mil millones de años, hasta nuestros días.
Hay más de 4.000 piezas expuestas, de las cuales casi 200.000 se encuentran almacenadas.
"El visitante -dijo la rectora de la Universidad, Daniela Mapelli, rectora de la Universidad- será acompañado por un camino en la increíble, a veces difícil, relación entre el hombre y la naturaleza. En este camino se pueden ver los hallazgos que datan hace millones de años, pero no solo".
También Mapelli explicó que el museo "fue concebido como interactivo. Además de poder observar los hallazgos, hay muchos soportes multimedia, sonidos, historias, para involucrar al visitante en una emoción, y sobre un tema que hoy está muy de moda: la biodiversidad".
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