El sonido conmovedor del shofar ha enmarcado la apertura de la quinta y última puerta santa, la de San Pablo fuera de los muros. Más de tres mil personas asistieron al rito presidido por el cardenal James Michael Harvey, arcipreste de la misma basílica. Como ya se había anunciado, el Papa Francisco no estaba presente, habiendo elegido abrir las puertas santas solo en San Pedro, el 24 de diciembre, y en Rebibbia, el 26.
También para San Juan de Letrán y Santa María la Mayor había dejado espacio a sus delegados.
Por otra parte, el calendario de eventos para el papa Francisco ya está muy lleno.
Este lunes doble cita para Jorge Bergoglio: misa de la Epifanía y Angelus. Luego, en la semana siguiente, las audiencias en el Palacio apostólico, entre las que se incluyen los esperados saludos al cuerpo diplomático, evento en el que el Pontífice dibuja la geopolítica de la diplomacia vaticana. Habrá una reunión con el presidente estadounidense saliente, Joe Biden, el 10 de enero.
Según el calendario oficial del sitio web del Jubileo, el 11 de enero debería haber la primera "duplicación" de la audiencia general, además de la del miércoles. Una agenda muy exigente pero, según sus colaboradores, sostenible.
Es lo que también considera el cardenal Blase Cupich , arzobispo de Chicago: "Vi al Papa Francisco abrir la puerta santa de San Pedro sentado en su silla de ruedas, pero eso no me preocupó porque dos días después, el 26 de diciembre, lo vi de pie, con su bastón, abriendo la puerta santa en la cárcel de Rebibbia. Es decir, lo hemos visto así durante mucho tiempo y no veo motivo de preocupación en vista de este intenso 2025.
El papa Francisco está bien físicamente, mentalmente es más que lúcido y muy fuerte espiritualmente. Me anima ver esa vitalidad en una persona de 88 años", comentó el cardenal estadounidense en una entrevista al periódico argentino La Nación.
Esta mañana, por lo tanto, la apertura de la última puerta santa, el símbolo del año santo. Abrirla significa entrar "en el tiempo de la misericordia y del perdón", para que a cada persona "se abra el camino de la esperanza que no decepciona".
"Ahora necesitamos esperanza. En este período post-pandemia -afirmó en la homilía el arcipreste de la basílica de San Pablo, el cardenal Harvey- lamentablemente herido por tragedias, guerras y crisis de diversa naturaleza, la esperanza, aunque indudablemente vinculada al futuro, se experimenta también en el presente".
Mientras tanto, las colas en la puerta santa de San Pedro continuaban.
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