"En el contexto europeo en el que nos encontramos, no faltan los problemas y los desafíos que atañen a la transmisión de la fe, y cada día - dijo Francisco dirigiéndose al clero y a los religiosos - ustedes afrontan esto, descubriéndoos pequeños y frágiles: son poco numerosos, no tienen medios potentes, los ambientes en los que se desenvuelven no siempre son propicios para acoger el anuncio del Evangelio".
"Muchas veces están abiertos al Evangelio pero no al portavoz", agregó.
"Sin embargo, esta pobreza sacerdotal es una bendición", subrayó el pontífice.
"Nos despoja de la pretensión de poder hacerlo solos, nos enseña a considerar la misión cristiana como algo que no depende de las fuerzas humanas, sino sobre todo de la obra del Señor, que siempre obra y actúa con el poco podemos ofrecerle", concluyó.
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