Así se dirigió el Papa Francisco a los participantes de la conferencia de la Biblioteca Apostólica Vaticana 'Conservata et perlecta aliis tradere. Bibliotecas en diálogo', con representantes de 23 prestigiosas bibliotecas de todo el mundo, recibidos en audiencia en la Sala Clementina. Un encuentro, afirmó el Pontífice, "que expresa la apertura de la Biblioteca Apostólica Vaticana al mundo. Una apertura que pedí expresamente a monseñor Zani cuando lo llamé a este servicio; le expresó: '¡Ve y abre! '".
"Este diálogo -prosiguió el Papa a propósito del tema de la conferencia-, desarrollado concretamente sobre temas bien definidos, ayudará a todos a desarrollar mejor, en los nuevos tiempos que vivimos, el potencial educativo y cultural de vuestras Bibliotecas". De hecho, "están llamados a transmitir la herencia del pasado de manera significativa para las nuevas generaciones, que viven inmersas en una cultura líquida y, por tanto, necesitan entornos sólidos, educativos, acogedores e inclusivos para poder desarrollar nuevas síntesis", capaz de apropiarse del presente y mirar con esperanza al futuro". "Una misión, la vuestra, verdaderamente apasionante", añadió Francesco.
El Papa Francisco subrayó que "la tecnología ha cambiado significativamente el trabajo de los bibliotecarios, haciéndolo más variado y más rápido. Los medios de comunicación y los recursos informáticos han abierto caminos que eran impensables hace unos años. Los sistemas de estudio, catalogación y de uso de los recursos de las bibliotecas se multiplicaron. Todo esto trae consigo muchos beneficios, junto con algunos riesgos: los grandes repositorios de datos son minas muy ricas, pero su calidad es difícil de controlar".
"Para apoyar este compromiso", encomendó a los presentes cuatro criterios propuestos en la exhortación apostólica 'Evangelii gaudium'. "El primer criterio - dijo-: que el tiempo sea superior al espacio. Se custodian inmensos depósitos de conocimiento que pueden convertirse en lugares donde se da tiempo para reflexionar, abriéndose a la dimensión espiritual y trascendente. Y así se puede favorecer estudios a largo plazo plazo, sin la obsesión por los resultados inmediatos, favoreciendo el crecimiento de un nuevo humanismo en el silencio y la meditación".
Segundo criterio: "la unidad prevalece sobre el conflicto.
La investigación académica da lugar inevitablemente a momentos de controversia, que deben llevarse a cabo en el marco de un debate serio, para no dar lugar a abusos. Las bibliotecas deben estar abiertas a todos los campos del conocimiento, testimoniando una comunión de intenciones entre diferentes perspectivas".
Tercer criterio: "que la realidad es más importante que la idea. Es bueno que la concreción de las elecciones y la atención a la realidad crezcan en estrecho contacto con el enfoque crítico y especulativo para evitar cualquier falsa oposición entre pensamiento y experiencia, entre hechos y principios , entre práctica y teoría. Hay una primacía de la realidad que la reflexión debe honrar siempre, si quiere buscar sinceramente la verdad".
Y el cuarto criterio, concluyó: "que el todo es superior a la parte. Estamos llamados a armonizar la tensión entre lo local y lo global, recordando que nadie es un individuo aislado, sino que cada uno es una persona que vive de vínculos y relaciones sociales, en las que debe participar con responsabilidad".
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