Después de haberles retirado el descuento en el alquiler de las viviendas en el Vaticano hace un año y medio, y de haber recortado su sueldo en un 10% en marzo de 2021, ahora vuelve a ajustar los salarios de las autoridades que trabajan en la Curia.
El anuncio llegó a los interesados mediante una carta firmada por el Prefecto de Economía, Maximino Caballero Ledo, en la que se informa que se suspenderá la entrega de la "Gratificación por la Secretaría" y de la "Indemnización de Oficina," que hasta ahora formaban parte de los emolumentos mensuales.
Un cardenal de la Curia percibe un salario de aproximadamente 5.500 euros, y la Gratificación por la Secretaría, que ha estado presente en sus nóminas durante casi veinticinco años, representa unos 500 euros. Sumado a la otra partida, esto supone un recorte de más del 10%.
La carta del Prefecto, fechada el 18 de octubre, llega apenas un mes después de que el mismo Papa enviara una carta a los cardenales en la que indicaba la necesidad de "un esfuerzo adicional por parte de todos para que un déficit cero no sea solo un objetivo teórico, sino una meta efectivamente alcanzable." A la luz de esta indicación, Caballero Ledo anuncia que "otras medidas, que están siendo estudiadas por los organismos competentes, requerirán la contribución de todos." El recorte a los cardenales, los "primeros colaboradores" del Papa, se aplicará a partir del primero de noviembre, "confiando en que dicha medida —según indica el Prefecto— será acogida en el más auténtico espíritu de cooperación para el bien de la Iglesia." Esta decisión se toma justo en la víspera del Jubileo.
La solicitud de este recorte salarial es solo un nuevo síntoma de las dificultades financieras del Vaticano. A pesar de que se han implementado muchas reformas, la dificultad para reducir los gastos y aumentar los ingresos parece requerir más esfuerzos.
Próximamente, la histórica Annona, el supermercado dentro de los muros vaticanos, "será entregada a una reconocida marca italiana," según anunciaron hace algunas semanas los empleados, quienes, ante el congelamiento de los ascensos, el bloqueo de niveles funcionales, y la paralización de contrataciones y horas extras, llevan algún tiempo en pie de guerra.
La misma Adlv, la asociación de empleados laicos del Vaticano, informa que en algunas áreas se están concediendo gratificaciones. En una nota expresan estar "incrédulos, aunque contentos por la generosa y ciertamente merecida gratificación recibida por nuestros colegas".
"Es nuestro sentir tras enterarnos de una segunda ronda de asignación de niveles funcionales en la Apsa (Administración del Patrimonio de la Sede Apostólica) apenas un año después de la primera e inesperada distribución, que también sorprendió a los empleados del Vaticano." Y se preguntan: "¿Cuáles son los criterios de selección?" También hay descontento por las contrataciones, que en general están prohibidas, pero son permitidas en algunos sectores. La Adlv también señala al Gobernatorato, al Vicariato y al Ior porque "parece que estos últimos tienen una gestión más autónoma de la administración del personal." Así, hay un problema de restricciones, pero también de injusticias (y en algunos casos acoso laboral) denunciadas por varios empleados, casi siempre "fuera de los registros," ya que en el Vaticano no existe un sindicato formal.
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