"Un aborto es un asesinato", "se mata a un ser humano", "los médicos que hacen esto son, permítanme la palabra, sicarios", afirmó.
"Y sobre esto no se puede discutir", agregó Francesco, que en cambio se sinceró sobre la píldora: "Los métodos anticonceptivos son otra cosa. Son otra cosa. No se confundan".
Pero sobre el aborto, reiteró, "no se puede discutir, lo siento - dijo al periodista que hizo la pregunta - pero es la verdad".
El pontífice volvió entonces a condenar claramente el aborto y aplaudió, incluso en declaraciones a la prensa internacional, al rey Balduino que, para no firmar "una ley de muerte", como la llama el propio Jorge Bergoglio, dimitió.
"Un político con pantalones", lo llamó, y prometió a los belgas que apoyará su causa de beatificación porque un gobernante como él "es un santo".
La rueda de prensa a bordo, al final del viaje a Luxemburgo y Bélgica, fue breve (teniendo en cuenta que el vuelo no duró ni dos horas) pero llena de contenido. El Papa no rehuyó ninguna pregunta, ni siquiera las que se refieren a los temas que han complicado su último viaje internacional: los abusos, por un lado, y el papel de la mujer en la Iglesia, por el otro.
También habló de los abusos en la homilía de la misa de la mañana, pidiendo a los obispos "no encubrir a los abusadores" porque en la Iglesia "hay lugar para todos, todos, todos pero no hay lugar para los abusos".
En declaraciones a los periodistas, fue un paso más allá.
Habló de justicia y también se refirió a las indemnizaciones solicitadas por las víctimas.
"Algunos necesitan tratamiento psicológico" y tenemos que "ayudarles también en esto. Hablamos de indemnización porque está previsto en el derecho civil", dijo. Y citando la cifra prevista para ello en Bélgica, 50 mil euros, Francisco comentó que "es demasiado baja".
Luego, se abordó la cuestión de las mujeres: sus palabras provocaron ayer una protesta en la Universidad Católica de Lovaina porque las consideraron demasiado conservadoras.
"Esta declaración se hizo en el momento en que hablé, estaba hecha de antemano y no es moral", dijo.
"La Iglesia es femenina, es la esposa de Jesús. Masculinizar la Iglesia, masculinizar a la mujer no es humano, no es cristiano", explicó.
"Veo que hay una mente embotada que no quiere oír hablar de esto", apuntó.
En cuanto al sacerdocio de las mujeres, su veto se mantiene: "Un feminismo exagerado, que significa que las mujeres son chovinistas, no funciona. Una cosa es el chovinismo que está mal, una cosa es el feminismo que está mal. Lo que está bien es una Iglesia femenina que es mayor que el ministerio sacerdotal", aclaró.
Por último, en la conversación con los periodistas también hubo espacio para la risa. Un corresponsal de Luxemburgo recordó a Francesco el asalto al bar en la primera etapa del viaje, la del Gran Ducado.
"Era una broma. La próxima será la pizzería", bromeó el Papa.
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