En su visita mañana de unas horas a la localidad de Vanimo, al norte de Papúa Nueva Guinea, el papa Francisco llevará en el avión ocho maletas llenas de medicamentos y productos de primera necesidad destinados a niñas y niños pobres del lugar, así como a los misioneros que allí prestan su servicio.
Las maletas, según se informó a ANSA, fueron empacadas hace aproximadamente un mes en Italia por el misionero argentino Alejandro Díaz.
Originalmente eran 10 en total, pesaban alrededor de 35 kg cada uno, y dos ya habían sido llevadas a Vanimo por el propio padre Díaz.
Los otras ocho fueron recogidas por un colaborador del Pontífice, con vistas a ser transportados desde Roma y entregadas a su destino con motivo de la visita papal de mañana.
Un gesto que confirma el deseo de Francisco de ayudar de cualquier manera tanto a las comunidades locales como al clero misionero que trabaja junto a ellas.
Y mientras continúa el viaje papal, la policía indonesia arrestó a siete personas por realizar "amenazas terroristas" online contra el argentino Jorge Mario Bergoglio.
Entretanto, hoy en Port Moresby el Papa se reunió con el gobernador general del país, Sir Bob Bofend Dadae, así como con las autoridades y la sociedad civil de Papúa.
El Papa aceptó inmediatamente la petición de Dadae sobre el deseo de defender el papel de la mujer en la sociedad.
"Ellas son las que sacan adelante un país. Las mujeres tienen la fuerza de dar vida, de construir, de hacer crecer un país. No nos olvidemos de las mujeres, que están en el primer lugar del desarrollo humano y espiritual", afirmó.
Pero el principal llamamiento del Pontífice estuvo vinculado con una cuestión dramática para el país de abrumadora mayoría cristiana -los católicos representan el 30,6%- con vistas al Pacífico: los sangrientos conflictos tribales.
"Espero que cese la violencia tribal, que desgraciadamente causa muchas víctimas, no nos permite vivir en paz y obstaculiza el desarrollo -afirmó-. Por lo tanto, hago un llamamiento al sentido de responsabilidad de todos, para que se interrumpa la espiral de violencia y, en su lugar, decididamente el camino que conduce a una colaboración fructífera, en beneficio de todo el pueblo del país".
Las maletas que el Pontífice transportará mañana en el avión rumbo a Vanimo contienen diferentes tipos de medicamentos necesarios especialmente para los niños que viven en la selva de esa región.
Luego, alimentos, herramientas y muebles para el hogar y la cocina, imposibles de encontrar "in situ" y necesarios para que los misioneros preserven los alimentos de la descomposición y de la acción de los insectos.
Tampoco faltan juguetes para los niños y ropa para los monaguillos.
El padre Díaz, de 51 años, monje del Instituto del Verbo Encarnado, es misionero desde hace un año en el pueblo de Wutung: Bergoglio, de hecho, conoce bien al entonces párroco desde que era cardenal en Buenos Aires, y ahora quería hacer escala en Vanimo (150 mil habitantes, de los cuales alrededor de 45 mil católicos), habiendo ayudado mucho, entre otras cosas, a la comunidad local en el pasado a través de la misión.
El contexto natural del lugar, entre otras cosas, es nada menos que exuberante: los bosques de manglares que rodean la ciudad están considerados entre los más bellos del mundo.
El Papa, que volará de Port Moresby a Vanimo en un avión militar facilitado por las autoridades australianas, se reunirá mañana a las 15.30 (7.30 en Italia) con los fieles de la diócesis en la explanada frente a la catedral de la Santa Cruz: al menos mil indígenas ya volaron específicamente desde la selva tropical.
Luego, a las 16.50 hora local (8.50 hora italiana), tendrá un encuentro privado con un grupo de misioneros en el cercano pueblo de Baro, en la Escuela Humanística Santísima Trinidad, antes de regresar a la capital.
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