Un durísimo ataque lanzó el papa Francisco contra la presencia de homosexuales en los seminarios.
En el encuentro a puertas cerradas con más de 200 obispos italianos, que abrió la asamblea general de la Conferencia Episcopal de Italia (CEI) en la sala del Sínodo el pasado lunes, el Pontífice hizo sobre este tema un llamamiento muy fuerte a una mayor selección en el acceso a los seminarios, no sin utilizar términos coloridos y incluso señalando con el dedo -como informó el sitio web Dagospia, seguido por otros medios- contra el exceso de "maricón".
La severa intervención del Pontífice, que no dejó de sorprender a los presentes, fue confirmada por varias fuentes.
Para Jorge Bergoglio, por tanto, los homosexuales no deberían ser admitidos en los seminarios. Del "quién soy yo para juzgar" a una posición ahora mucho más mordaz, aunque solo sea en lo que respecta a la selección y formación de los sacerdotes.
El tema fue objeto de debate durante muchos años, y una instrucción del Dicasterio Vaticano para el Clero de 2005 -bajo Benedicto XVI- confirmada en 2016 con el papa Francisco, establecía que "la Iglesia, respetando profundamente a las personas en cuestión, no puede admitir en el Seminario y en las Sagradas Ordenes a quienes practican la homosexualidad, tienen tendencias homosexuales profundamente arraigadas o apoyan la llamada cultura gay".
Los obispos italianos, por su parte, en la última asamblea celebrada en Asís debatieron la posibilidad de restricciones más matizadas, sintiéndose alentados por la pasada apertura de Bergoglio sobre el tema de la homosexualidad.
A pesar de muchas protestas, se aprobó una enmienda que se limitaba a distinguir entre "actos" y "tendencias", reiterando la obligación del celibato para todos los seminaristas, homosexuales y heterosexuales, y abriendo así las puertas de los seminarios a los candidatos homosexuales al sacerdocio comprometidos, sin embargo, con la opción del celibato.
Pero en una hora y media de enfrentamiento con los prelados, el Papa bloqueó efectivamente el camino: por lo tanto, respeto, sí, al gay que llama a las puertas del seminario, pero poniendo barreras firmes en el acceso para impedir que el homosexual que elige el sacerdocio termine por hacer una doble vida, con todas las consecuencias negativas del caso. Y para reforzar su opinión y ser claro incluso con una broma, Francisco se habría quejado explícitamente del exceso de "maricón" en ciertos seminarios italianos.
Tanto los círculos de la CEI como la Santa Sede evitaron hoy comentar sobre la salida del Papa.
Un cierto nerviosismo, sin embargo, se manifestó en las apresuradas maneras con las que los gendarmes sacaron a los periodistas, formando un cordón alrededor del cardenal Pietro Parolin, con motivo de la misa en Santa María la Mayor, con motivo de la 61 Jornada de Africa.
No faltaron reacciones, y de signos diametralmente opuestos, tanto del mundo LGBTQ como de los católicos en el ámbito del "Día de la Familia".
"El Papa retrocede en los derechos LGBT+ y discrimina a los seminaristas homosexuales", declaró Fabrizio Marrazzo, portavoz del Partido Gay LGBT+, y "si la Iglesia confirma esta declaración discriminatoria, pedimos que el Gobierno bloquee los fondos 8x1000". Además, "nos gustaría entender cómo se identificará a los seminaristas homosexuales: ¿realizarán búsquedas? ¿Utilizarán la Santa Inquisición? ¿O someterán a los sacerdotes a los éxitos de canciones de cantantes LGBT+ para ver sus reacciones? Todo esto no solo es discriminatorio sino también ridículo".
"Una gran ovación para el Papa. Ya era hora. Absit iniuria verbis. Sólo unos días antes del Orgullo. Y ahora todos sean bendecidos", comentó en la red social X (antes Twitter) la exsenadora de la Liga, Simone Pillon.
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