En el Urbi et Orbi de Pascua, el 31 de marzo, pidió "todos para todos". Hoy, en el Regina Coeli, renovó su sentida petición: "Renuevo mi llamamiento para un intercambio general de todos los prisioneros entre Rusia y Ucrania, garantizando la disponibilidad de la Santa Sede para alentar todos los esfuerzos en este sentido, especialmente para los heridos y enfermos graves".
Estas palabras del Papa llegan después de un mes de intensas conversaciones entre bastidores. La diplomacia vaticana está trabajando intensamente para lograr un resultado: la liberación de los prisioneros de ambas partes que, además de formar parte de esa "misión humanitaria" deseada por el Papa, también podría conducir a una reducción de las tensiones.
La Santa Sede y las Iglesias cristianas de Ucrania y Rusia esperaban ver los primeros resultados con motivo de la Pascua ortodoxa, que se celebró el 5 de mayo. Sobre todo se esperaba que los sacerdotes ucranianos, que son unos diez, pudieran recuperar su libertad con motivo de la fiesta más importante para los cristianos. Pero las negociaciones están resultando más complejas de lo esperado. De ahí hoy un nuevo y vigoroso llamamiento del Papa Francisco.
El jefe de la Iglesia greco-católica ucraniana, Sviatoslav Shevchuk, había propuesto, precisamente en vista de la Pascua de rito bizantino, comenzar con tres categorías: sacerdotes, mujeres y médicos.
El frente más avanzado en este difícil intercambio parece ser actualmente el de los trabajadores de la salud. Según fuentes cercanas a la negociación, 44 médicos están en manos de los rusos; Existía la esperanza de liberar inmediatamente al menos a 27 de ellos, pero luego también se suspendió todo en este lado.
La cuestión estuvo en el centro de una conversación telefónica, hace unos diez días, entre el jefe de la oficina del presidente ucraniano, Andriy Yermak, y el cardenal Matteo Zuppi, enviado especial del Papa para la paz en Ucrania.
En los últimos meses, el Vaticano ya ha obtenido el regreso a casa y la reunificación con sus familias de muchos niños que habían sido llevados a Rusia. Al compromiso directo de Zuppi se suma el del nuncio en Kiev, monseñor Visvaldas Kulbokas, y de toda la Secretaría de Estado.
Por tanto, el camino está claro y la Santa Sede está haciendo todo lo que puede. Y parece haber atención no sólo de Kiev sino también de Rusia.
"Sé que también en Rusia nos escuchan. Este llamamiento del Papa Francisco también ha encontrado una profunda respuesta en el corazón de los rusos", dijo Shevchuk antes de la Pascua ortodoxa, esperando un paso concreto hacia la desescalada.
TODOS LOS DERECHOS RESERVADOS © Copyright ANSA