"Los inmigrantes se encuentran entre las primeras víctimas de muchas formas de pobreza. En sus países no solo se les niega su dignidad, sino que también sus vidas corren peligro porque ya no tienen los medios para formar una familia, trabajar o alimentarse" , dice la Declaración del antiguo Santo Oficio "Dignitas Infinita" sobre la dignidad humana, difundida hoy en el Vaticano. Una vez llegados a países que deberían poder acogerlos, "se les considera no lo suficientemente dignos de participar en la vida social como cualquier otra persona, y se olvida que poseen la misma dignidad intrínseca que cualquier persona", añade el documento. "Nunca podremos decir que no son humanos, pero en la práctica, con las decisiones y la forma de tratarlos, es evidente que se les considera de menos valor, menos importantes, menos humanos", subraya la declaración.
Por eso es siempre urgente recordar que "todo migrante es una persona humana que, como tal, posee derechos fundamentales inalienables que deben ser respetados por todos y en toda situación". Su acogida es un modo importante y significativo de defender "la dignidad inalienable de toda persona humana, independientemente de su origen, color o religión", insiste la Iglesia.
La trata de personas también debe considerarse una violación grave de la dignidad humana. No es nueva, pero su evolución adquiere dimensiones trágicas y evidentes para todos, por lo que el Papa Francisco la denunció en términos particularmente fuertes: "Reitero que la 'trata de personas' es una actividad innoble, una vergüenza para nuestra Sociedades que se dicen civilizadas! ¡Los explotadores y clientes a todos los niveles deberían examinar seriamente sus conciencias ante sí mismos y ante Dios!", sostiene la declaración.
Por estas razones, la Iglesia y la humanidad "no deben renunciar a luchar contra fenómenos como el comercio de órganos y tejidos humanos, la explotación sexual de niños y niñas, el trabajo esclavo, incluida la prostitución, el tráfico de drogas y de armas, el terrorismo y el crimen organizado internacional".
Ante formas tan diferentes y brutales de negación de la dignidad humana, es necesario ser cada vez más conscientes de que "la trata de personas es un crimen contra la humanidad", sostiene en otro párrafo.
Y aclara: "Esencialmente. la trata niega la dignidad humana al menos de dos maneras: la trata, de hecho, desfigura la humanidad de la víctima, ofendiendo su libertad y su dignidad.
Pero, al mismo tiempo, deshumaniza a quienes la practican".
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