(ANSA) ROMA - Vuelve la calma entre el Vaticano e Israel. El encuentro entre los familiares de los rehenes aún en manos de Hamás y el Papa Francisco hace olvidar los recienes desacuerdos. Un éxito diplomático para el canciller israelí Israel Katz, director de la reconciliación, también él en misión en Roma.
"El Papa ha llamado a Hamás el mal, personas malvadas: nos ha dicho que hará todo lo posible, está trabajando con sus canales, con los países vinculados al Vaticano, para traer de vuelta a nuestros familiares a casa, como si fuera una misión internacional".
Con pocas palabras, Ashley Waxman Bakshi, prima de Agam Berger, secuestrado el 7 de octubre por los milicianos de Hamás, comunica a la prensa italiana la sintonía recuperada.
Un avance significativo si se piensa que el 22 de noviembre pasado, apenas un mes y medio después de la masacre, el Estado judío no ocultó la decepción ante la elección de Francisco de recibir a dos delegaciones, una palestina y otra israelí.
"Ha reconocido que estamos viviendo un genocidio", contaron en esa época los palestinos, aunque el Vaticano negó el uso de ese término. Mientras que los israelíes dijeron que se quedaron "decepcionados" con la reunión.
Yehuda Cohen, padre de un soldado de 19 años secuestrado, lamentó entonces que el Papa no hubiera "nombrado a Hamás, limitándose a decir solo que la guerra debe terminar". Esta vez, al menos según la versión de los familiares de los rehenes, las cosas habrían sido diferentes.
Por otro lado, persiste la tensión con la ONU: en el emotivo encuentro con la prensa en un hotel romano, los familiares de cinco personas aún en manos de Hamás rechazaron la actitud del Palacio de Cristal.
El más duro entre ellos es Alon Nimrodi, padre de Tamir, un soldado de 19 años secuestrado de la base de Cogat. "La ONU solo mira en una dirección, solo se preocupan por los palestinos y no se preocupan por Israel: la mayoría de sus declaraciones han sido contra Israel, no contra Rusia, Siria, Irán".
Un debate siempre en la cuerda floja entre el relato de las tragedias personales y el análisis geopolítico. Sus palabras reflejan un país dividido: es evidente que tienen diferentes ideas, pero en este momento están unidos por el mismo objetivo, recuperar a sus seres queridos sanos y salvos en casa.
Nimrodi es el más intransigente: "Los palestinos ni siquiera existen, muéstrame su bandera, su líder... No comenzamos nosotros. Cada niño en Gaza tiene una foto de un arma en casa, será un terrorista en pocos años. Nosotros, Israel, somos el escudo entre ustedes y los terroristas que matarán aquí como han matado entre nosotros el 7 de octubre", asegura.
"Ustedes en Europa, en los Estados Unidos, serán los siguientes. Hay células terroristas dormidas que están ansiosas por atacarlos. Ayúdennos a ayudarlos", añade.
Mucho más abiertos al diálogo son los ancianos, como Bezalel Schneider, tío del rehén Shiri Bibas: "No somos políticos, creo que el gobierno está haciendo todo lo posible", responde de manera breve a una pregunta. Luego agrega: "Los árabes viven bien en Israel, algunos de ellos son parlamentarios, trabajaban y ganaban bien con nosotros".
Pero también él, ante la masacre de los operadores de World Central Kitchen, usa palabras claras: "Fueron asesinados por error, pero yo digo ¿cuántos rusos fueron asesinados por los rusos, cuántos estadounidenses por los estadounidenses? Estas cosas pasan en la guerra".
Diversas intervenciones muy emotivas. Como la de Naama Miran, hermana de Omri, uno de los rehenes aún en manos de Hamás. "Somos 4 hermanos y ahora que falta una pieza es difícil.
Ya estamos en abril, pero cada día para nosotros es el 7 de octubre. Para nosotros cada día será el 7 de octubre hasta que regresen a casa", dice y comienza a llorar.
Finalmente, las palabras de Meraiv Gilboa-Dalal, madre de Guy Gilboa, de 23 años, uno de los secuestrados en el Nova Music Festival. Con las manos temblorosas, lee con dificultad una intervención escrita, con la voz rota por el dolor: "Desde el 7 de octubre para todos nosotros no hay día ni noche. Tengo el corazón roto. Solo quiero saber dónde está mi hijo. Les pido a ustedes, italianos, a cada madre presente aquí, su ayuda, como si también su hijo estuviera en manos de terroristas".
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