El próximo domingo el Papa Francisco presidirá en la Basílica de San Pedro la canonización de la nueva santa María Antonia de San José (nacida como María Antonia de Paz y Figueroa, 1730-1799), más conocida con el sobrenombre de "Mama Antula", como cariñosamente fue rebautizada por el pueblo argentino.
Será la primera santa del país latinoamericano. Y la ceremonia será también la oportunidad de un primer encuentro entre el Pontífice argentino y el nuevo Presidente de la República, Javier Milei, que tanto atacó al Papa durante la campaña electoral. La cita servirá para bajar el tono del recién llegado a la Casa Rosada -sede del gobierno-, quien encabezará la delegación oficial de su país en la canonización.
El líder ultraliberal, que llegó hoy a Roma procedente de Tel Aviv, regresará al Vaticano al día siguiente, lunes, para la audiencia privada con el Pontífice a las 9.00 (hora local) y otros encuentros en la Secretaría de Estado. También el lunes, Milei se reunirá con el presidente de la República Italiana, Sergio Mattarella, y con la primera ministra, Giorgia Meloni.
Especialmente esperado, también en Argentina, es el encuentro entre los dos compatriotas caracterizado por posiciones casi opuestas. Por un lado, el Papa, defensor de los pobres y de los desheredados y también rival de "la economía que mata", paladín de la causa medioambiental, de la cultura de la fraternidad y del encuentro. Y del otro, Milei, políticamente ultraliberal y de extrema derecha, autodenominado "anarco-capitalista", partidario de una desregulación y privatizaciones totales para resolver la crisis económica que asola Argentina, y ciertamente no reacio a adoptar tonos agresivos y provocativos.
Prueba de ello son también los insultos dirigidos al Papa durante la campaña electoral, como tener "afinidad con los comunistas asesinos", "carácter nefasto", incluso "imbécil" y "representante del Maligno" en la tierra. Acusaciones a las que Jorge Bergoglio siempre ha puesto buena cara, creyendo que "las palabras en la campaña electoral van y vienen", como afirmó en una entrevista reciente, y prometiendo estar "dispuesto al diálogo".
Acusaciones, entre otras cosas, que pronto fueron revertidas, también con peticiones de "disculpas" y garantías de "respeto" por parte de Milei, que ahora se encuentra lidiando con protestas en su país por sus recortes económicos, hasta el punto de que ha tenido que retirar el paquete fiscal de la ley ómnibus, que incluso parece naufragar en Diputados.
La audiencia también podría ser la ocasión para que Milei invite al Papa a visitar Argentina, su país natal al que Bergoglio nunca regresó después de ser proclamada pontífice y al que últimamente ha dicho varias veces que quiere visitar. El mismo ayer, respondiendo al cardenal arzobispo de Montevideo.
Daniel Sturla, que le renovó su invitación para ir a Uruguay, afirmó: "Si voy a Argentina, voy a Uruguay".
En cuanto a la figura de la nueva santa Mama Antula, poco conocida en Italia, vivió como laica consagrada en comunidad, según la espiritualidad ignaciana, y fundó la Casa de Ejercicios en Buenos Aires. Tras la expulsión de los jesuitas de los territorios de la Corona de España, deambuló por las regiones pobres del noreste argentino, promoviendo ejercicios espirituales ignacianos de ciudad en ciudad. En solo ocho años logró ofrecer ejercicios espirituales a más de 70 mil personas.
"La caridad de Mamá Antula, especialmente en el servicio a los más necesitados, se impone hoy con gran fuerza, en medio de una sociedad que corre el riesgo de olvidar que 'el individualismo radical es el virus más difícil de vencer. Un virus que engaña' Creemos que todo consiste en dar rienda suelta a las ambiciones'", dijo hoy el Papa al recibir a los peregrinos argentinos que llegaron a Roma para la canonización.
Una mujer atenta a los últimos -añadió- y, para el mundo contemporáneo, "una inspiración que reaviva la opción" por aquellos que "la sociedad descarta y desecha".
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