El prelado se centra en el conflicto actual en Oriente Medio y en los temas más candentes de la escena internacional, desde la guerra en Ucrania hasta la crisis de la ONU y el papel de China.
Respecto a la guerra que se desarrolla en Ucrania desde hace casi dos años, Gallagher expresa "una profunda preocupación: estamos en un punto muerto mientras sigue habiendo víctimas en ambos lados".
"Seguimos disponibles para facilitar la mediación. Lo que podemos hacer es ayudar en el ámbito humanitario. Seguimos utilizando nuestros buenos oficios para el intercambio de prisioneros y tratamos de facilitar el proyecto de repatriación de niños ucranianos", agrega.
"Debemos admitir que los resultados de estos esfuerzos son modestos. Pero seguimos trabajando", sostiene monseñor Gallagher.
Sobre la posibilidad de un viaje del Papa Francisco, Gallagher afirma que "el Papa sigue muy abierto a ir tanto a Ucrania como a Rusia".
Una visita de Francisco "sería indicativo de un paso adelante en la pacificación. Lamentablemente, no creemos que sea inmediato, pero esperamos que se pueda lograr. Está claro, depende también de las partes en conflicto. Creo que una visita del Papa sería apreciada por ambas partes", dijo el prelado.
El arzobispo también subraya la "profunda crisis de la ONU y de los organismos multilaterales. Muchas agencias de la ONU ofrecen una contribución importante en las zonas de guerra, pero a nivel político y diplomático la crisis es profunda".
"Necesitamos una reforma, de la que se viene hablando desde hace años, en particular del Consejo de Seguridad, y ahora hay mayor convicción. Quizás se trate de reforzar el papel de la Asamblea General, de ampliar el número de miembros no permanentes del Consejo y quizás de cambiar sus reglas", subraya.
"La Santa Sede cree que estos órganos deberían ocuparse mucho más de cuestiones centrales que realmente preocupan a la humanidad", concluye monseñor Gallagher.
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