(ANSA) CIUDAD DEL VATICANO - El Papa Francisco advierte que los efectos del calentamiento global son cada vez más graves, y nadie puede negarlos, pero lamenta que la crisis climática no le interesa realmente a los "grandes poderes económicos", preocupados por obtener el máximo beneficio al menor costo y en el menor tiempo posible".
Así afirma el Pontífice en su exhortación apostólica "Laudate Deum", publicada hoy, en la fiesta de San Francisco de Asís y que, ocho años después, pretende ampliar y completar el mensaje de la encíclica "Laudato si'" sobre el cuidado de la "casa común" que es el planeta y la "ecología integral".
"Por mucho que intentemos negarlos, ocultarlos, disfrazarlos o relativizarlos, los signos del cambio climático están ahí, cada vez son más evidentes. Nadie puede ignorar que en los últimos años hemos sido testigos de fenómenos extremos, frecuentes períodos de calor anormal, sequías y otras dolencias de la tierra que son solo algunas expresiones tangibles de una enfermedad silenciosa que nos afecta a todos", sostiene Francisco.
El Papa sostiene en el primero de los seis capítulos de su exhortación, dedicado a la "crisis climática global", que "es verificable que algunos cambios climáticos inducidos por el hombre aumentan significativamente la probabilidad de fenómenos extremos más frecuentes y más intensos".
Y "con el paso del tiempo, me doy cuenta de que no estamos reaccionando suficientemente, ya que el mundo en el que vivimos se está desmoronando y quizás se acerca a un punto de ruptura", agrega.
Sin embargo, "en los últimos años no han faltado quienes han intentado restar importancia a esta constatación". Pero "se trata de un problema social global que está íntimamente ligado a la dignidad de la vida humana", subraya Francisco.
"El origen humano -'antrópico'- del cambio climático ya no puede ponerse en duda. En los últimos cincuenta años la temperatura ha aumentado a un ritmo sin precedentes en los últimos dos mil años", subraya.
"Pero por desgracia, la crisis climática no interesa realmente a los grandes poderes económicos, preocupados por obtener el máximo beneficio al menor costo y en el menor tiempo posible. Me veo obligado a hacer estas aclaraciones, que pueden parecer obvias, a causa de ciertas opiniones despectivas y poco razonables que encuentro incluso dentro de la Iglesia católica", sostiene.
Francisco destaca que "en lo que se refiere al clima, hay factores que persisten durante mucho tiempo, independientemente de los acontecimientos que los desencadenaron. Por esta razón, ya no podemos detener el enorme daño que hemos causado. Estamos a tiempo de evitar daños aún más dramáticos".
"La pandemia del Covid-19 ha confirmado la estrecha relación de la vida humana con la de los demás seres vivos y con el medio ambiente. Pero, en particular, ha confirmado que lo que sucede en cualquier parte del mundo repercute en todo el planeta. Esto me permite reiterar dos convicciones en las que insisto hasta el hartazgo: 'todo está conectado' y 'nadie se salva solo'", dice. En el segundo capítulo de su exhortación, dedicado al "creciente paradigma tecnocrático", que "subyace al actual proceso de degradación ambiental", Francisco aborda el tema del progreso tecnológico y de los riesgos que acompañan a sus beneficios.
"Nunca la humanidad ha tenido tanto poder sobre sí misma y nada garantiza que lo utilice bien, sobre todo teniendo en cuenta el modo en que lo está utilizando", afirma.
"Hemos realizado progresos tecnológicos impresionantes y sorprendentes, y no nos damos cuenta de que al mismo tiempo nos hemos vuelto altamente peligrosos, capaces de poner en peligro la vida de muchos seres y nuestra propia supervivencia", afirma.
"Hace falta lucidez y honestidad para reconocer a tiempo que nuestro poder y el progreso que generamos se están volviendo contra nosotros mismos", es su advertencia.
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