El arzobispo emérito de San Salvador da Bahía falleció el pasado sábado, a la edad de 89 años, en Londrina, en el estado de Paraná, en Brasil.
"Habiendo recibido con profundo pesar la noticia del fallecimiento del eminente cardenal Geraldo Majella Agnelo, quiero asegurarle los sufragios que elevo a lo más alto para el eterno descanso del venerable prelado", dice un telegrama enviado por el Papa al cardenal Sergio Da Rocha, arzobispo metropolitano de San Salvador de Bahía.
Francisco expresa allí sus condolencias y asegura los sufragios elevados al Señor "por el eterno descanso del venerado prelado".
"Mis oraciones - continúa Francisco - son también de agradecimiento a Dios por los largos años de servicio dedicado a la santa madre Iglesia, guiado siempre por el celo apostólico, en las diversas misiones que le han sido confiadas como obispo de Toledo, arzobispo de Londrina, secretario de la Congregación para el Culto Divino y la Disciplina de los Sacramentos, y finalmente, arzobispo primado de Brasil y presidente de la Conferencia Episcopal".
El Papa Francisco envía entonces al arzobispo Da Rocha "y a todos los que se unen en oración por el descanso eterno" del cardenal fallecido, su bendición apostólica como "promesa de consolación y de esperanza en la vida eterna".
El cardenal brasileño sufrió un derrame cerebral (ictus) en diciembre de 2022 y desde entonces, su salud ha ido empeorando.
Nacido el 19 de octubre de 1933 en Juiz de Fora, Geraldo fue obispo de Toledo (PR), arzobispo de Londrina, arzobispo primado de Brasil y arzobispo de São Salvador en Bahía.
En la CNBB ocupó una serie de cargos entre 1983 y 1999, asumiendo la presidencia de la entidad entre 2003 y 2007.
También fue miembro del Pontificio Consejo para la Pastoral de los Migrantes y de la Pontificia Comisión para el Patrimonio Cultural de la Iglesia, en el Vaticano, y participó en dos cónclaves: el de 2005, en el que eligió a Benedicto XVI, y el de 2013, en el que eligió a Francisco.
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