El día del Sumo Pontífice comenzó este sábado con una visita a Fátima, el santuario mariano de Portugal. Aquí, a los pies de la Virgen, llevó su oración "silenciosa y dolorosa" por la paz, según informó el portavoz Matteo Bruni, quien desveló una pequeña historia policiaca de la mañana. El Papa, que había incluido la escala en Fátima precisamente por su preocupación por los conflictos en curso en el mundo, no mencionó la palabra "paz" en su breve discurso, ni hizo ninguna referencia a Ucrania y Rusia.
"El Papa me dijo que rezaba en silencio y con dolor por la paz, estas son sus palabras", explicó a los periodistas. Pero las preguntas sobre la salud son inevitables, esta vez por la vista porque Francisco en su viaje a Portugal a menudo elige dejar los papeles de los discursos preparados para hablar improvisadamente.
"No es un problema de la vista", dijo Bruni. Fue el mismo Papa quien se refirió ayer por la mañana al deseo de "no forzar la vista". Pero el portavoz vaticano explica que en aquella ocasión "había un problema de iluminación que se reflejaba en los cristales, dificultando la lectura". Esta mañana en Fátima apartó el texto del discurso y el de la oración que había preparado "no por un problema de vista, sino por una opción pastoral hacia el pueblo al que se enfrenta".
En el santuario de Fátima había algunos presos y muchos enfermos y discapacitados, incluso de gravedad. Finalmente, a quienes preguntan si el Papa está cansado, el portavoz responde a los periodistas: "Como ustedes, qué cansados ;;están de un viaje intenso".
El Papa vuelve a la paz a primera hora de la tarde con un tuit en el que también dirige una oración a la Virgen de Fátima (a la que hoy ha rebautizado, para su preocupación, 'Nuestra Señora de las prisas'): "Con el corazón de los niños nos consagramos nuestra vida a ti, cada fibra de nuestro ser, todo lo que tenemos y somos, para siempre. Te consagramos la Iglesia y el mundo, especialmente los países en guerra. Consíguenos la paz. Tú, Virgen del Camino, abre caminos por donde parece que no los hay. Tú, que desatas los nudos, sueltas las marañas del egoísmo y las ataduras del poder", rezó el Papa.
De paz habló también desde Lisboa el cardenal presidente de la CEI (Conferencia Episcopal Italiana), Matteo Zuppi, que también es enviado de Francisco para misión de paz y que pronto irá a Pekín.
En 'Casa Italia', sede de los peregrinos italianos a la JMJ, recibió a los obispos ucranianos de la Iglesia greco-católica Ivan Kulyk y Maksym Ryabukha y de la Iglesia católica de rito latino Oleksandr Yazlovetskiy que acompañan a 500 jóvenes. "Fue una oportunidad para renovar la solidaridad: hay muchos lazos con la Iglesia en Italia. Esto consuela, da esperanza y respuestas concretas. Seguimos orando para que termine el conflicto. No puede haber paz, porque sin ella no habrá paz. solo el final", enfatizó Zuppi.
Finalmente, una nota particular: esta mañana en Fátima había un extraño cielo rosa grisáceo para recibir al Papa. Era efecto de un incendio que había afectado el día anterior al bosque de Castelo Branco, localidad a 150 kilómetros del santuario mariano. Pero el viento llevó las cenizas hasta la Capilla de la Virgen y muchos vehículos de los bomberos estaban estacionados en Fátima, listos para intervenir si fuera necesario.
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