América Latina necesita ayuda solidaria para "evangelizar las periferias geográficas y existenciales" y "dar respuesta a las necesidades de los más pobres y excluidos", aseguró hoy el papa Francisco.
Si esto sucede, manteniendo lo "esencial cristiano" en el centro, la cooperación fraterna y sinérgica entre todas las instituciones y agencias católicas de ayuda será un "fruto abundante", aseveró el Pontífice en un mensaje dirigido a los participantes en el encuentro con las instituciones y organizaciones de ayuda a la Iglesia que se desarrolló en el marco de la Pontificia Comisión de América Latina (Cal).
Una de las tareas de la Comisión -que Francisco explicó que había decidido mantener en la nueva estructura de la curia designada por el Praedicate Evangelium, preservando así la intuición que tuvo Pío XII en 1958- es la de "apoyar económicamente algunos proyectos de evangelización y "hacer frente a situaciones de emergencia y promover algunas actividades significativas para la Iglesia en el ámbito de su competencia".
En esto, recordó el Papa, la CAL pudo contar con la colaboración de algunas instituciones humanitarias, que cada una con su propia naturaleza y misión, comparten una identidad católica.
Esa especificidad, subrayó Francisco, "debe distinguir su trabajo del de cualquier organización humanitaria puramente secular" y hacernos redescubrir cada día, "con asombro y gratitud, que la fe cristiana es la certeza de la amistad de un Dios que nos "prepara", nos educa y nos acompaña de cerca y constantemente".
Lo importante, pues, no es la eficacia administrativa -que esperamos sea muy buena de todos modos- o "el simple esfuerzo humanitario que nace de un corazón generoso", sino "lo verdaderamente original en nuestra ayuda es la caridad de Jesucristo que nos impulsa ".
Si esto no está presente, "sólo queda el frío pragmatismo que acaba por asfixiar a las instituciones eclesiales ya sus miembros".
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