(ANSA) - La tragedia de Cutro, el naufragio de migrantes del cual hoy se halló la víctima 89, "es una herida abierta que evidencia de las respuestas" que se dan al fenómeno de la migración, advirtieron hoy los obispos italianos.
"El simple hecho de cerrar, controlar y rechazar no solo no ofrece soluciones de gran alcance, sino que contribuye a alimentar las irregularidades y la ilegalidad", sostiene un comunicado de la Consejo Episcopal Permanente tras una reunión.
"Se necesitan políticas nacionales y europeas con visión de futuro, capaces de regular los flujos de entrada a través de canales legales, es decir, vías seguras que eviten los peligros de los viajes por mar, eviten a los obligados a abandonar su tierra por el hambre y la violencia de la vergüenza de la detención y les den perspectivas reales de un futuro mejor", agrega el comunicado.
El Consejo Episcopal Permanente cree que el fenómeno migratorio "sigue siendo manejado de manera emergente y no estructural".
Desde este punto de vista, "los corredores humanitarios representan tanto un mecanismo de solidaridad internacional como un poderoso instrumento de política migratoria".
"Al reiterar que el derecho a la vida debe ser siempre protegido y que el salvamento en el mar es una obligación de todo Estado -añade la nota- también es estratégica una acogida digna para el bien común, que tiene en la protección, integración y la promoción son sus pilares".
Por otra parte, los obispos expresaron su "fuerte preocupación por el creciente individualismo y por el avance de visiones que corren el riesgo de desvirtuar la idea misma de familia", que "tal como está consagrado en la Constitución es y sigue siendo el pilar de la sociedad, garantía de prosperidad y futuro.
"Reconocer la institución familiar en su originalidad, singularidad y complementariedad significa proteger en primer lugar a los niños, que nunca pueden ser considerados producto u objeto de un deseo incluso comprensible", advierten los obispos.
"Muchas personas ya, aunque con ideales diferentes, reconocen como prácticas inaceptables mercantilizar a la mujer y al niño por nacer", agrega.
"Con cierta aprensión - se lee en el comunicado final -, los obispos dirigieron la mirada a la dinámica demográfica que se desarrolla en el país. El reciente Informe Istat confirmó el inexorable descenso de la población con el saldo negativo entre nacimientos y defunciones".
"Esto de una desconfianza hacia el futuro que hace postergar la paternidad y que determina desequilibrios generacionales con inevitables repercusiones en el tejido social del país: en la escuela, en el trabajo, en el sistema de bienestar, en las pensiones", destacan.
Sin embargo, "las familias italianas quieren tener hijos" y "por eso es deseable que se pongan en marcha todas aquellas políticas activas que favorezcan la natalidad y la familia, reconstruyendo esa confianza en el futuro que parece haberse debilitado con los años".
La reflexión de los obispos "se centró entonces en la condición de los muchos, demasiados niños en situación de pobreza económica y educativa.
"La pobreza educativa da lugar al abandono escolar, la realidad de los 'ninis', el aburrimiento y la ira juvenil que alimentan el fenómeno de las baby gangs y provocan episodios repetidos de violencia - concluye la nota -. Es necesario y urgente dedicar tiempo y recursos al tema educativo, de cara al pacto educativo global propuesto por el Papa Francisco".
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