El Papa Francisco demandó hoy a los religiosos de Sudán del Sur, donde se encuentra de visita pastoral, que "alcen la voz contra la injusticia" y recalcó que no se puede "permanecer neutrales ante el dolor y la violencia".
El Pontífice, en su encuentro con los religiosos y sacerdotes locales, en la Catedral de Santa Teresa, los invitó a tomar partido a favor de los más débiles.
"Para interceder en nombre de nuestro pueblo, nosotros también estamos llamados a alzar nuestras voces contra la injusticia y el abuso de poder, que aplastan a las personas y usan la violencia para gestionar negocios a la sombra del conflicto", enfatizó Jorge Bergoglio en su segundo día en Sudán del Sur, segunda etapa de su viaje pastoral a Africa, tras visitar República Democrática del Congo.
"Si queremos ser pastores que interceden -subrayó-, no podemos quedarnos neutrales ante el dolor que provoca la injusticia y la violencia porque, donde se lesiona a una mujer o a un hombre en sus derechos fundamentales, se ofende a Cristo".
Las manifestaciones de amir y la devoción por Francisco están a la orden del día en el empobrecido país, golpeado ferozmente por el hambre y la violencia.
Un grupo de jóvenes estudiantes, acompañados de sus educadores, recorrió más de trescientos kilómetros desde Rumbek y se encuentra hoy en Juba para saludar al Pontífice.
Al frente de la peregrinación estaba el obispo Christian Carlassare, el joven misionero de origen italiano, pero con amplia vida en el continente africano, que fue víctima de un atentado en 2021 al que sobrevivió milagrosamente aunque tuvo que someterse a una serie de cirugías para empezar de nuevo a caminar.
La iniciativa fue impulsada por la hermana Orla Treacy, de 50 años, de las Hermanas de Loreto, de origen irlandés, también misionera en Sudán del Sur. El grupo estaba formado por sesenta jóvenes junto con 24 religiosos y educadores.
"Fue una experiencia maravillosa, para fortalecer a la comunidad y traer un mensaje de paz", dijo Akol Ater, de 23 años. En la escuela de Sor Orla estudia para dar un futuro a los jóvenes y al país, todos juntos, provenientes de diversas etnias.
El sueño de Akol, de etnia dinka, ahora es estudiar administración de empresas en Nairobi, Kenia. Del obispo Christian, nacido en Schio (Vicenza), que caminó con ellos en esta peregrinación de oración y paz, señaló: "Estamos verdaderamente felices, para nosotros es un don de Dios tenerlo con nosotros".
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