El pacto
anti-inmigrante firmado en el Bundestag por la CDU (Unión
Demócrata Cristiana) con la AfD(Alternativa para Alemania) ha
derribado el "Brandmauer", el cordón sanitario contra la extrema
derecha, abriendo una caja de Pandora que podría tener efectos
impredecibles en un Parlamento Europeo donde ya hay un alto
grado de temor a una mayoría de centroderecha.
En Estrasburgo, además, el tabú de la mayoría entre el PPE
y la derecha ya se ha roto varias veces y toma su nombre del
primer expediente en el que se formó por primera vez: Venezuela.
Y la mayoría podría resurgir pronto en algunos puntos clave de
la agenda de Ursula von der Leyen, vinculados a la migración y
el Pacto Verde.
La iniciativa de Friedrich Merz no hace más que alimentar
una tentación que existe dentro del PPE, pero que es muy
divisiva y que cuenta con la clara oposición de algunas
delegaciones, empezando por la polaca.
El PPE reúne sensibilidades nacionales muy diferentes.
Los
eurodiputados encabezados por el primer ministro polaco, Donald
Tusk, han erigido un muro por el momento infranqueable contra
una alianza estructural con la extrema derecha. Y a la
delegación griega tampoco le gusta mucho la idea.
Forza Italia, en cambio, pone el ejemplo de un gobierno
con ECR (Hermanos de Italia, FdI) y los Patriotas (la Liga), un
modelo que ha sido más o menos clonado en la República Checa,
Finlandia y Holanda. Manfred Weber, hasta ahora, siempre ha
negado cualquier convergencia con los Patriotas y la Europa de
las Naciones Soberanas (donde actúa la AfD) está abriendo, en
cambio, plásticamente las puertas a una gran parte de los
conservadores, empezando por FdI. Pero las relaciones entre el
PPE y los socialistas, antaño pilares de la alianza
gubernamental, están en su punto más bajo. Y las cosas son aún
peores entre el PPE y los Verdes.
"Merz acaba de romper un muro de protección de 80 años
contra la influencia de la extrema derecha por un cálculo
político mezquino. Una señal peligrosa. Un error imperdonable",
atacaron los socialistas, no por casualidad.
La medida de Merz "tendrá consecuencias negativas. En
Italia ya hemos visto lo que ocurre cuando los conservadores
colaboran con la extrema derecha: al final pierden, mientras que
la extrema derecha prevalece", advierten los Verdes.
La Comisión Europea se ha limitado a un previsible no
comment, pero muchos en cuadernos cerrados en el Palacio de
Berlymont no ocultan los riesgos que, con Donald Trump en
Estados Unidos y a la luz de la injerencia de Elon Musk, podría
representar un Berlín con la AfD en la coalición gobernante.
A la derecha, sin embargo, se alegran. "La esperanza es
que también en Alemania el debate interno de la AfD pueda
evolucionar hacia el nacimiento de una derecha conservadora,
creíble y aliable con las fuerzas del centro-derecha
tradicional", explicó el jefe de la delegación del FdI, Carlo
Fidanza. Con el voto de la CDU y la AfD "el mundo se endereza,
Merkel se ha quedado sin tiempo", leyó Roberto Vannacci,
parlamentario europeo de la Liga.
Y toda la delegación de la Liga Norte respondió con la
misma moneda a la advertencia lanzada por la ex canciller
alemana, según la cual "Merkel es la principal responsable del
declive de la UE". En una carta a los Patriotas, los
conservadores respondieron al llamado de Jordan Bardella: formar
una alianza con el PPE y la extrema derecha para destruir el
Pacto Verde. "Hablemos de ello", era el lema de la carta. El
choque con el centroizquierda ya está anunciado.
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