En primer lugar, el capítulo de defensa y seguridad: las guerras en Ucrania y Medio Oriente estarán en pleno apogeo, con el riesgo de una nueva escalada con Moscú.
Luego, la economía, atrapada entre la necesidad de sacar adelante el Pacto Verde y la urgencia de frenar el colapso de la competitividad en el Viejo Continente. Todo a la sombra de un Estados Unidos gobernado, a partir de enero próximo, por Donald Trump.
De hecho, el expresidente estadounidense regresará a la Casa Blanca poco más de un mes después del lanzamiento de la Comisión.
Ya sea el apoyo a Kiev, la relación con China, el intercambio comercial con Estados Unidos (con riesgo de aranceles) o el futuro de la OTAN, todo puede cambiar.
Queda por ver qué mayoría dará lugar a Von der Leyen 2.0 en el pleno de Estrasburgo el 27 de noviembre: la Cámara Europea, en su papel de colegisladora, tuvo voz y voto en muchos temas, y, por lo tanto, es importante que se encuentre una cierta viabilidad operativa, pese a la inestabilidad política.
Dicho esto, hay algunos puntos fijos, al menos según lo que ya anunciado por la presidenta de la Comisión en los últimos meses.
En los primeros 100 días, por ejemplo, se comprometió a presentar el Acuerdo Industrial Limpio.
En la práctica, se trata del reciclaje del Pacto Verde en clave realista.
Europa, prometió Von der Leyen en su discurso de confirmación, debe "descarbonizarse e industrializarse" al mismo tiempo.
El nuevo camino es, por lo tanto, "conciliar la protección del clima con una economía próspera" y, al mismo tiempo, "reducir los costes energéticos", invirtiendo en energías renovables (y probablemente nuclear), tanto para ganar competitividad como para controlar la inflación y aumentar la poder adquisitivo de los europeos.
Y dada la diferencia en las posiciones de los Estados miembros, así como de las distintas familias políticas, no será fácil encontrar el equilibrio adecuado entre ambición y viabilidad.
En cuanto a la seguridad, si el objetivo de los próximos cinco años es llegar a una Unión de Defensa, con un mercado único para la industria de la defensa, la alta representante Kaja Kallas y el Comisario de Defensa y Espacio, Andrius Kubilius, tendrán también 100 días para proponer una propuesta sobre el tema.
Es decir, una estrategia rectora para mantener juntas las diversas necesidades, tanto operativas -Von der Leyen habló de un "escudo antimisiles de la UE"- como legislativas.
Aquí los recursos serán decisivos y ya se vislumbra el choque entre quienes piden eurobonos y quienes no quieren oír hablar de ello.
Las elecciones en Alemania se celebrarán hacia el final de los 100 días y mucho, tanto en este tema en particular como en la línea de la Comisión en general, dependerá de su resultado. Al margen, pero no menos importante, la cuestión de las migraciones.
La Comisión prometió un "enfoque común sobre los retornos" y los líderes en el Consejo Europeo del pasado octubre pidieron que se presentara una directiva "con carácter de urgencia".
Teniendo en cuenta la atención que existe actualmente en la mayoría de las capitales, no sería una sorpresa que la iniciativa formara parte del primer sprint del ejecutivo.
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