El Oreshnik, así bautizado por los ingenieros, fue utilizado por primera vez para tomar como blanco un complejo industrial en Dniéper, ciudad del sur de Ucrania. Armado con cabezas no nucleares, tiene una velocidad de 3 kilómetros por segundo, que le permite alcanzar el blanco sin ser destruido.
Una nueva arma, con un alcance de miles de kilómetros, utilizada en respuesta a los ataques ucranianos en suelo ruso con los misiles estadounidenses y británicos de largo alcance, y pensado por Moscú para estar al día con el desarrollo y la distribución de misiles de intermedio y medio alcance estadounidenses en Europa y en el Pacífico Asiático.
Fuentes de Washington han clasificado el Oreshnik como un arma incapaz de cambiar el destino del conflicto bélico, pero en el arsenal ruso también hay reservas de misiles balísticos intercontinentales (ICBM) que tendrían un impacto muy diferente, hasta el punto de que hasta el momento ningún país lo ha utilizado. Pueden cargarse con ojivas atómicas y cubrir una distancia de hasta 10.000 kilómetros. Si fueran lanzados desde Rusia, serían capaces de alcanzar la costa este de Estados Unidos.
Los ICBM evolucionaron en los años 50, en plena Guerra Fría, con el objetivo, tanto para la Unión Soviética como para Estados Unidos, de amenazar directamente las respectivas poblaciones con armas atómicas. Una investigación del Congreso de Estados Unidos estima que en Rusia existen 326 misiles de este tipo en su arsenal.
Los misiles balísticos intercontinentales pueden viajar también ingresando en el espacio, mientras se mantienen en trayectoria en el interior de la atmósfera esto comporta mayor consumo de combustible y una reducción de su rango.
En grado de viajar decenas de miles de kilómetros por hora, partiendo de Rusia un ICBM emplearía unos 40 minutos en alcanzar un objetivo en Estados Unidos.
Moscú dispone igualmente de misiles intercontinentales de tipo RS-26 Rubez que, de acuerdo con la Arms Control Association con sede en Estados Unidos, tienen un alcance de hasta 5.800 kilómetros y pueden transportar una cabeza atómica de 800 kilogramos. De la región de Astrakan, de la cual salió el raid contra Dniéper, un misil de este tipo habría empleado menos de 10 minutos para llegar a su objetivo, a 700 kilómetros.
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