El vocero comentó así un artículo de la agencia Reuters que, citando a cinco funcionarios actuales y anteriores del Kremlin, escribía que el jefe de Estado estaría dispuesto a poner fin a las hostilidades en la situación actual para pasar a negociaciones en las que no habría espacio para grandes concesiones territoriales por parte de Rusia en comparación con lo que sus tropas han conquistado hasta ahora. Además, Putin insistiría en la negativa de Kiev a unirse a la OTAN.
De estas hipótesis, Peskov negó solo la parte relativa a la congelación de los combates. El presidente, afirmó el portavoz, "ha declarado repetida y consistentemente su disposición a establecer contactos y negociaciones, pero ningún escenario de congelación del conflicto nos convendría", advirtió.
"Para nosotros es importante alcanzar nuestros objetivos", insistió Peskov. Y oficialmente estos objetivos siguen siendo los anunciados el pasado mes de junio por el propio Putin: la renuncia de los ucranianos a las cuatro regiones ocupadas (Donetsk, Lugansk, Zaporizhzhia y Kherson) y el compromiso oficial de Kiev de no unirse a la Alianza Atlántica.
El ministro de Defensa de Italia, Guido Crosetto, durante el turno de preguntas en la Cámara, afirmó que deben crearse "las condiciones para una paz justa y duradera" y por ello es "necesario seguir brindando apoyo a Ucrania en línea con lo que se ha hecho hasta ahora".
En cuanto a la administración del presidente saliente Joe Biden, Peskov la acusó de estar "totalmente decidida a prolongar la guerra" y de "hacer todo lo que pueda a este respecto en el tiempo que le queda". Se trata evidentemente de la entrega de minas antipersonal a Kiev y, anteriormente, de la autorización concedida a los ucranianos para utilizar misiles Atacms en ataques profundos en suelo ruso.
Después de que Moscú dijera el martes que había interceptado seis de estos cohetes lanzados sobre la región de Briansk, se extendió un clima de tensión entre los diplomáticos occidentales en Kiev por una posible represalia rusa masiva. La embajada estadounidense compartió la alarma en su sitio web y decidió suspender temporalmente la actividad. Otros países occidentales, incluidos Italia y España, siguieron el ejemplo, pero no Gran Bretaña.
A primera hora de la tarde sonó una alerta aérea en Kiev y en una decena de regiones más, pero no fue seguida de ataques y las autoridades ucranianas hablaron de "guerra psicológica" por parte de Moscú. El Ministerio de Asuntos Exteriores ucraniano también expresó su irritación por el cierre de las embajadas, subrayando que los ataques aéreos son "una realidad cotidiana para los ucranianos desde hace más de mil días", y pidió a los occidentales que no aviven la "tensión".
El servicio interno de inteligencia ruso (FSB) anunció finalmente que había arrestado a un ciudadano alemán, Nikolai Gaiduk, en la región noroccidental de Kaliningrado, acusado de sabotear plantas de energía.
El Ministerio de Asuntos Exteriores en Berlín invitó a sus ciudadanos a tomar en serio las exhortaciones a no viajar a Rusia, afirmando que en el país "hay una atmósfera de miedo e intimidación y se llevan a cabo detenciones arbitrarias que pueden afectar también a los ciudadanos extranjeros y a los alemanes".
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