Una invitación oportuna que no es casual.
Como la del pasado 16 de septiembre, en las horas más acaloradas de las negociaciones para la composición del equipo de Ursula von der Leyen.
Dos meses después, el proceso de confirmación de sus comisarios se vio sacudido por vetos cruzados entre popolares y socialistas, una dinámica que está generando un choque abierto entre Giorgia Meloni y Elly Schlein.
Pasó media hora desde la nota sobre la reunión en el Quirinal, cuando la premier subió al escenario del mitin de centroderecha en Perugia -centro de Italia- y atacó a la secretaria del Partido Democrático porque "el PSE, del que el PD es el grupo relativamente mayoritario, dio un mandato al líder del grupo para negociar con Von der Leyen el hecho de que Fitto no sea vicepresidente de la comisión".
Meloni pidió a Schlein "que diga cuál es la posición oficial del Partido Demócratico", para responder "no a mí sino a los ciudadanos italianos: la gente seria hace esto".
Para la líder de Hermanos de Italia (FDI) es "inaceptable" obstaculizar la solución de "un comisario con una cartera de mil billones y una vicepresidencia de la comisión, lo que significa coordinar diversos e importantes asuntos para Italia".
"La primera pregunta -respondieron desde el Partido Democrático- Meloni debería formularla a su viceprimer ministro, Matteo Salvini, que no votará por la comisión y por el comisario Fitto".
Y la respuesta de Schlein también llegó desde otra plaza de la capital de Umbría: "No soy yo quien tiene que responder, sino ustedes, ante los ciudadanos, por los recortes en la sanidad y la educación".
Una forma, señalan los opositores, de enviar el balón a las tribunas.
Mientras que, en las últimas horas, una constelación de siglas en el sector productivo se movió para presionar la luz verde para Fitto: desde Confindustria a Confcommercio, desde Confcooperative a Confartigianato, pasando por la CISL.
Una serie de declaraciones que invitan a ir "más allá de los particularismos", a "superar las controversias de intereses de Italia" y a cerrar sin problemas la definición de la Comisión.
Un esfuerzo desde muchos frentes, que culminó con el encuentro entre el ministro y el presidente de la república.
Ahora será aún más difícil tachar a Fitto de fascista o de ultraconservador, según el razonamiento de los melonianos.
Sin duda, el mensaje es que Fitto no es simplemente el candidato del gobierno, sino que representará a todo el país en Bruselas.
Una medida, se subrayó, que el Jefe de Estado adoptó en aras del interés nacional, también para rechazar las insinuaciones de quienes, tras la seca respuesta a Elon Musk, hablaban de él como si fuera el líder de la oposición.
Las palabras del magnate sobre los jueces provocaron una incomodidad en el Palazzo Chigi que Meloni gestionó con una llamada telefónica a su "amigo" Musk, en la que básicamente le pedía que evitara intromisiones de ese tipo.
Pero también generaron distinciones en el gobierno.
"Estoy absolutamente de acuerdo con las palabras del presidente de la República -sostuvo el canciller, Antonio Tajani -. El lenguaje de Musk no me pertenece. Somos un país libre, independiente, democrático, capaz de elegir su propio destino".
"No hace falta que Musk diga que hay algunos jueces, afortunadamente pocos, que juegan a la política en Italia", señaló, por su lado, Matteo Salvini, que yadado la "razón" al propietario de X, Tesla y SpaceX (que con Starlink está en negociaciones con el gobierno italiano para satélites de baja altitud de comunicación), y ahora mano derecha del presidente electo de Estados Unidos, Donald Trump.
Su referente en Italia, Andrea Stroppa, reitera que Musk "hablaba como un ciudadano privado", acostumbrado a decir lo que piensa: "Si alguien piensa en intimidarlo, no ha entendido quién es".
El efecto de la fuga de su red social está por verse.
Incluso el escritor Francesco Guccini, quien ya no estaba acostumbrado a utilizar las redes sociales, pidió a sus empleados que eliminaran su cuenta X: "No tengo ningún interés en comunicarme en una plataforma que contribuye a dar forma a las narrativas y a manipular el pensamiento político".
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