Por la enviada Paola Del Vecchio - Tras cinco días de lucha desigual contra el barro, la rabia y la indignación de los damnificados por las inundaciones estalló hoy en Paiporta: al grito de "asesinos", la gente lanzó barro y objetos a los Reyes Felipe y Letizia, al presidente del Gobierno, Pedro Sánchez, y al gobernador de la Comunidad Valenciana, Carlos Mazón, que visitaban la zona cero de la inmensa catástrofe que asoló la periferia sur de Valencia.
"¡Fuera! Fuera!", eran los gritos dirigidos a la comitiva de autoridades que recorría la carretera de acceso al lugar devastado, donde hasta ahora se recuperaron 72 de las 217 víctimas.
Los blindados del ejército no liberaron hasta el sábado los montones de vehículos, contenedores y muebles apilados que bloqueaban el acceso a carreteras y edificios tras el tsunami provocado por la crecida del torrente que parte en dos el municipio.
Y mientras nuevos avisos meteorológicos por lluvias torrenciales en el litoral sur de Valencia, que se reanudaron por la tarde sin cesar, amenazan con nuevas olas negras mortales en los municipios arrodillados y con la población al límite.
"¡Mazon dimision!", "¡Mazon dimitteti!", le gritaban también al gobernador de Valencia, a quien la gente no perdona haber ignorado la alerta meteorológica durante 12 horas al no lanzar la alarma en los teléfonos móviles hasta las 20.11 horas del martes, cuando la tragedia ya se había consumado.
La tensión, que lleva días acumulándose junto al cansancio y la frustración por los retrasos en las ayudas, solo se ha visto mitigada por la movilización de miles y miles de voluntarios que llevan días apresurándose a palear el barro que ha inundado el país. Y estalló hoy con insultos a los monarcas, a Sánchez y al propio Mazón, que han podido llegar mientras los voluntarios tenían prohibida la entrada en la región para no entorpecer la labor de los equipos de rescate.
"¡La gente se está muriendo y tú vienes ahora!", gritó una mujer. "Agarra una pala», gritaban otros, entre lanzamientos de bolsas llenas de barro, botellas de plástico y demás.
Las fuerzas de seguridad improvisaron un cordón de seguridad para aislar a los gobernantes, que también estaban protegidos por agentes a caballo, mientras la multitud seguía presionando amenazante. Se volvió a oír gritar "El presidente del gobierno es un perro", mientras un hombre intentaba golpear a Sánchez por detrás con un palo.
Fue entonces cuando los guardaespaldas, uno de los cuales estaba herido en la cabeza, activaron el protocolo de seguridad y subieron apresuradamente al primer ministro al coche oficial, semidestruido y con los cristales destrozados a palazos y patadas, para evacuarlo.
En medio del tumulto y los empujones, el rey Felipe se quedó conversando con los presentes.
"Nadie estaba preparado para una catástrofe como esta", dijo, mientras el gobernador Mazón le seguía.
El jefe del Estado y la Reina Letizia, que también fue alcanzada en la cara por una bola de barro, hicieron un llamamiento a la calma, buscando palabras de consuelo.
"Nos quedamos solos, lo perdimos todo. Sabían de la crecida del río y nadie dio la voz de alarma", clamaba una mujer.
Letizia, visiblemente emocionada, no pudo soportar la tensión y rompió a llorar. Cuando la mujer se le acercó y le dijo "no es por usted señora", la reina se deshizo en un abrazo de solidaridad y abatimiento.
A continuación, la realeza, escoltada por policías y militares, abandonó también el lugar.
El sentimiento de abandono en estos municipios alineados en la "ribera sur" del Turia es generalizado, a pesar de los 10.000 soldados desplegados sobre el terreno y otras tantas fuerzas de seguridad que llegaron en los últimos días. Y corre el riesgo de convertirse en revuelta día tras día.
Tanto es así que la segunda parada de la visita prevista por las autoridades, en Chiva, otro de los lugares más afectados por la tragedia, fue cancelada. Y el grupo se dirigió al centro de operaciones de Valencia. "Expreso toda la solidaridad y reconozco la angustia y el sufrimiento que padecen las poblaciones", dijo Sánchez en una declaración a los periodistas, condenando no obstante "cualquier tipo de violencia" y asegurando que "no distraerá al Gobierno del objetivo principal, que en este momento es salvar vidas, recuperar los cuerpos y emprender la reconstrucción".
Se debe "comprender la rabia y la frustración de la gente", se hizo eco Felipe en un vídeo difundido por la noche.
En Paiporta, Chiva, Aldaia, Carcaixent y otros lugares, mientras tanto, la lluvia empezó a caer de nuevo sin cesar.
Alcaldes y Protección Civil avisan con megáfonos a la población para que se refugie en los pisos superiores de los edificios y no salga a la calle por ningún motivo, en una pesadilla que parece no acabar nunca.
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