La presidenta de la Comisión Europea, en una carta enviada a los 27, puso en blanco sobre negro la petición de que cada gobierno señale dos perfiles, un hombre y una mujer.
Sin embargo, casi nadie la escuchó.
Y aunque en el Palacio
Berlaymont se refugiaron en un aséptico "sin comentarios", el
problema existe y corre el riesgo de socavar la historia del
"girl power" europeo tan querido por la propia Von der Leyen.
El primer aspecto de la cuestión de las cuotas de mujeres en
la UE reside en los comisarios que se presentan por segunda vez.
Aquellos entre los países miembros que quieran apoyar a
Úrsula no tienen la "obligación" de indicar un hombre y una
mujer.
Sin embargo, hasta ahora los confirmados son casi
exclusivamente hombres: Eslovaquia indicó a Maros Sefcovic,
Letonia a Valdis Dombrovskis, Francia a Thierry Breton, Holanda
a Wokpe Hoekstra.
En tanto, la Hungría de Viktor Orban propondrá a Oliver
Varhelyi, aunque es poco probable que el actual Comisario de
Ampliación sobreviva al desafío de las audiencias en la Cámara
Europea.
La única mujer segura de un bis es la croata Dubravca
Suica, actual vicepresidenta de la Comisión responsable de
Democracia y Demografía.
El segundo aspecto del problema es aún más difícil: las
cancillerías que propusieron comisarios no salientes no
respetaron la petición de Úrsula.
No lo hicieron Irlanda (que indicó a Michael McGrath),
Malta (con Glenn Micallef), la República Checa (con Jozef
Sikela), Eslovenia (con Tomaz Vesel), Austria (con Magnus
Brunner) y Grecia (con Apostolos Tzitzikostas, que indicó
amenazar con retirarse en caso de segundo nombre helénico).
La futura Comisión, de momento, prevé la presencia de sólo
seis mujeres: además de Kallas, Suica y la propia von der Leyen:
la española Teresa Ribera, la sueca Jessica Roswall y la
finlandesa Henna Virkkunen.
En el Palacio Berlaymont, como suele ocurrir con los
asuntos más embarazosos, intentan resolver el problema en
secreto.
Pero no es sencillo.
De hecho, los Tratados no prevén ninguna obligación
relacionada con las cuotas femeninas para los países miembros.
Y hay otro dato que preocupa a Von der Leyen: en los
gobiernos que aún no han decidido, los favoritos siguen siendo
los hombres.
Sucede, por ejemplo, en Rumanía y Luxemburgo.
Y ocurre en Italia, donde el perfil en primera posición
desde hace días es el del ministro de Asuntos UE, Sur, Cohesión
y del PNRR, Raffaele Fitto.
El riesgo, para las cancillerías aún indecisas, es el de
tener que afrontar presiones mucho más apremiantes por parte de
la presidenta de la Comisión de la UE.
Es poco probable que Von der Leyen quiera presentarse ante
la Cámara Europea en septiembre para el Estado de la Unión con
una sensacional demostración de debilidad hacia los 27.
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